El poder sanador del vínculo

De entre todos los factores implicados en que una terapia sea eficaz, sanadora y trascendente, el más significativo es, sin duda, el vínculo. Muchos cuestionan la utilidad o efectividad de la terapia, defienden que es mejor resolver lo que te ocurre solo y rechazan la idea de compartir con un desconocido algunas de las partes más íntimas de su ser. Lo cierto es que, aunque ciertamente es positivo ser autónomo y es normal ser celoso de la propia intimidad, una de las cosas que hace que la terapia pueda llegar a ser tan transformadora es que es una experiencia que ocurre en relación.

Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, lo cual condiciona por entero nuestro desarrollo y nuestra forma de experimentar el mundo. Estamos en continua relación con los demás y con el entorno, y esas relaciones nos van configurando, así cómo nuestra visión de los demás, del mundo y de nosotros mismos. A través de los otros aprendemos qué esperar de las relaciones, qué se espera de nosotros, lo que es aceptable y lo que no, y en qué medida somos nosotros deseables o suficiente para los demás.

A través del vínculo terapéutico tenemos la oportunidad de establecer una relación sana, basada en la confianza, la aceptación y el respeto, y de sanar muchas de las heridas relacionales que hemos sufrido a lo largo de nuestra historia. Para muchos puede que se trate de la primera relación sana que establecen en toda su vida, en la que experimenten aceptación y acogida y se sientan escuchados y valorados, marcando el inicio de una nueva forma de
vincularse que les proporcione paz y bienestar. Para otros, puede ser un campo de entrenamiento en el que desarrollar nuevas habilidades y formas de estar en el mundo y con los demás, y un lugar en el que experimentar sin miedo, probar a cambiar de rol o posicionarse en un lugar diferente que les abra todo un mundo de posibilidades. Otros pueden experimentarlo como un lugar de autoconocimiento y crecimiento personal en el que poder profundizar en aspectos de sí mismos con un otro que les acompañe, que pueda actuar como espejo y les pueda ofrecer un reflejo externo que favorezca la lucidez o el insight.

El contacto con el otro es lo que nos hace humanos, y la experiencia de compartir en un espacio seguro, sin juicio, en el que veo al otro y el otro me ve verdaderamente y tiene lugar un encuentro real entre dos personas es una de las más potentes y transformadoras que existen.

El acompañamiento psicológico es un lugar privilegiado en el que estos encuentros son la
herramienta y vehículo principal del proceso terapéutico

¿Qué factores influyen a la hora de elegir un tipo de terapia?

A la hora de decidir ir a terapia y buscar un psicólogo son muchos los factores que se tienen en cuenta: el prestigio del profesional, su experiencia, el precio y la periocidad de las sesiones, recomendaciones de conocidos, incluso la distancia desde tu casa. Pero, ¿y el tipo de terapia que se lleva a cabo? Muchas veces es algo que la gente no contempla por desconocimiento de las diversas corrientes terapéuticas y de los enfoques que se llevan a cabo.

Aunque no esté demostrado que ningún tipo de terapia específica tenga una efectividad mayor respecto al resto en términos genéricos [1] (las diferencias encontradas solo explican el 1% de la varianza, el mismo porcentaje que se espera por azar) elegir una u otra puede ser crucial para su éxito. Esto se debe a las características personales del sujeto que va a ir a terapia: algunos enfoques son más directivos que otros, se centran más en el paciente o en la familia, trabajan con la conducta, los pensamientos o la experiencia emocional personal… Y según estos factores una corriente podrá encajar mejor con la forma de ser del paciente y abordar con mayor eficiencia y rapidez su motivo de consulta.

La elección de la terapia debería depender de la personalidad del paciente, de su actitud frente a la terapia, la dificultad que quiera trabajar y sus gustos personales, como si quiere recibir pautas específicas de acción, si prefiere hacer un trabajo más emocional o si busca una solución rápida a lo que le sucede. A continuación explicamos brevemente los factores personales que influyen en la elección de una terapia u otra:

  • Cognitivo-conductual: las personas que eligen esta terapia suelen tener un modo racional de ver las cosas y están buscado entender los mecanismos de su mente, trabajar la autocrítica y el ruido mental.
  • Activación conductual: esta terapia está dirigida a trabajar mediante la conducta para tratar la depresión y la ansiedad. Los pacientes que eligen esta terapia suelen ser racionales y quieren recibir pautas específicas de comportamiento y afrontamiento para tener resultados lo antes posible.
  • Terapia sistémica: observa la patología como el resultado de las dinámicas que hay dentro de una familia, por lo que la gente que la escoge suele tener dificultades en su historia familiar o quieren mejorar su relación con su familia o su pareja.
  • Psicoanálisis: la gente que escoge esta terapia quieren conocer la raíz de su problema y buscan descubrirse poco a poco, sin darle importancia a obtener resultados rápidos.
  • EMDR: trata las dificultades causadas por diversos eventos traumáticos, por lo que la gente que lo escoge suele tener una alta emocionalidad y quiere trabajar la fobia, el duelo o el trauma.
  • Terapia Gestalt: se centra en vivir el aquí y el ahora. Los pacientes que acuden a este tipo de terapia suelen tener dificultades para vivir el presente, concentrarse o relajarse, y buscan entender el “cómo”, “por qué y “para qué” de sus emociones y relaciones.
  • Terapia breve centrada en soluciones: la gente que busca resultados rápidos para su problema y está abierta a recibir cualquier pauta de acción por parte de su terapeuta suele realizar esta terapia.
  • Terapia existencial: personas que atraviesan una crisis existencial y quieren conocerse y entenderse a sí mismos acuden a esta terapia, donde se abordan preocupaciones propiamente existenciales como son el sentido de la vida y la muerte.

La mayoría de abordajes puede integrarse con el resto para trabajar las diferentes áreas de la vida del paciente con un abordaje multidisciplinar. Ten en cuenta que estos son sólo unos pocos ejemplos de las diversas terapias que se llevan a cabo, ¡hay muchas más!

Y tú, ¿qué terapia crees que encaja mejor contigo?

 

Carlota Urgel

 

[1] Estudios del impacto de la técnica/modelo en el resultado. Rosenzweig, S.(1936). Some implicit common factors in diverse methods in  psychotherapy. Journal of Orthopsychiatry, 6, 412m15.  Wampold, B.E. et al. (1997). A metamanalysis of outcome studies comparing bona fide psychotherapies: Empirically, “All must have prizes .» Psychological Bulletin,12 2 (3), 203-215.

¿Qué aspectos comunes tienen distintos tipos de psicoterapia?

Cuando buscamos ayuda terapéutica, generalmente lo hacemos por una situación particular que nos está generando dolor o ansiedad, o está obstaculizando algún aspecto de la vida cotidiana. La psicoterapia o terapia psicológica puede ser una forma de tratar con problemas como depresión, ansiedad, problemas de personalidad o sexuales, de pareja, familiares o con los hijos. Ir a terapia nos puede ayudar a vivir mejor y más plenamente.

Existen diversos tipos de psicoterapia como: Psicoanálisis, Cognitivo conductual, terapia sistémica, terapia Gestalt, terapia racional emotiva, entre otras. Después de leer sobre cada una, puedes haber quedado más confundido que antes y es que, en mi opinión, entre las distintas corrientes ninguna es mejor que otra, todas son eficaces en una forma u otra y la elección de cual aplicar depende muchas veces del terapeuta y sus gustos personales.

Los factores comunes, son aquellas cosas que producen efectos terapéuticos, que no son exclusivas de un modelo teórico determinado. Estos factores quieren decir que, a la hora del tratamiento, no es tan determínate el modelo teórico, las variables más importantes suelen ser el terapeuta y los factores comunes, que te cuento a continuación.

En 1986 Lambert1 describió que el 30% de la eficacia de la terapia dependía de los factores comunes entre las distintas corrientes, 15% tenía que ver con las técnicas escogidas, otro 15% estaba relacionado con las expectativas y el efecto placebo y el 40% restante con otros factores extra-terapéuticos como: recursos del paciente, fortalezas y acontecimientos externos.

Dentro de estos aspectos comunes podemos encontrar:

  • La alianza terapéutica: Es el vínculo emocional entre terapeuta-paciente. Es la base de la confianza que muchas veces predice el éxito o fracaso de un proceso terapéutico y uno de los aspectos comunes y que más influye en la eficacia de un tratamiento.
  • Los rituales o procedimientos: Son situaciones en las que están implicados tanto paciente como terapeuta y que llevan a que el paciente ponga en práctica aquello hablado en terapia y que pueda resultarle útil o positivo en su vida.
  • La percepción: Es común que todos los pacientes perciben el proceso terapéutico como un entorno de curación, un espacio que los va a ayudar en la resolución de sus problemas.
  • Las explicaciones psicológicas: La mayoría de los terapeutas ofrecen explicaciones psicológicas, sociales y culturales del porqué del malestar del paciente.
  • Las explicaciones adaptativas: Esto hace referencia a ofrecer opciones y reflexionar hasta encontrar alternativas para la superación de dificultades por parte del paciente.
  • El poder de la escucha: Dar lugar al malestar y escuchar a los pacientes es algo que todo buen terapeuta debe hacer y que proporciona un efecto terapéutico en sí.

Por todo esto, es importante decir que, los factores comunes son parte fundamental de la terapia, que se establezca una buena alianza terapéutica, que se fijen objetivos y metas comunes y que si a esto le sumamos los recursos del propio paciente, así como sus expectativas, se generará un ambiente seguro en el que se pueden explorar las dificultades, los conflictos y conseguir los objetivos de cada paciente.

¿Qué aspectos te parecen importantes a la hora de elegir terapeuta?

¿Qué objetivos crees que son importantes que planteen terapeuta y paciente?

Anet Diner

Bibliografía

  • Del Cid, L. B. G., & Blanquerna, F. P. C. E. E. (2016). Integración en Psicoterapia.
  • Jarne, A. (2015). Manual de psicopatología clínica. Herder Editorial
  • Lambert, M. J. (1986). Implications on psychotherapy outcome research for eclectic psychotherapy. In J. C. Norcross (Ed.), Handbook of Eclectic Psychotherapy. New York: Brunner- Mazel.
  • Uribe Restrepo, M. (2008). Common Factors and Integration of Psychotherapies. Revista Colombiana de Psiquiatría37, 14-28.

PRINCIPALES CORRIENTES TERAPÉUTICAS Y SUS DIFERENCIAS:

Quizás eres una de esas personas que se pregunta: ¿Todos los psicólogos funcionan de la misma
manera? ¿Todos tienen la misma visión del ser humano? Y la verdad es que muchas veces no
funciona de la misma manera. Dependiendo de la corriente terapéutica que siga un terapeuta u
otro la visión que tienen del ser humano, la posición que ocupan en terapia y las técnicas que
utilizan son diferentes.

Aunque la psicología es una ciencia relativamente nueva, tiene detrás muchos años de
investigación, y muchos psicólogos importantes que han ido cambiando los modelos que tienen
los terapeutas de comprender las conductas, los procesos mentales y las emociones de las
personas.

Una de las primeras escuelas terapéuticas que surgió ha sido el Psicoanálisis. El representante
principal de esta escuela es Sigmund Freud, y su objeto de estudio principal era el inconsciente y
las experiencias pasadas traumáticas. Igualmente, se centraba mucho en los conflictos y las
ambivalencias de las personas. La actitud que suele tomar el terapeuta dentro de esta corriente es
de experto que interpreta y analiza el contenido que se maneja en terapia. Unas de las técnicas
principales desde este enfoque son: la asociación libre, análisis de los sueños y la transferencia.
Estas técnicas se basan en que el paciente pueda ir conociendo partes de él que han estado
escondidas y tomar consciencia sobre ellas.

Otra corriente, que ha aparecido después del psicoanálisis y oponiéndose a él ha sido el
Conductismo. Los representantes más conocidos de esta corriente son: Skinner y Watson. Esta
corriente, como su nombre indica, se enfoca en las conductas de las personas y los
comportamientos que se pueden medir y observar. Por lo tanto, la posición del terapeuta dentro
de esta corriente es de experto y científico que crea asociaciones entre ciertos estímulos y las
respuestas de las personas. En otras palabras, un estímulo (objeto, persona, situación, emoción)
que puede servir como una invitación a realizar una conducta o un retraimiento a realizarla.
Actualmente, algunas de las técnicas que se utilizan dentro de este enfoque son: el análisis
funcional y el análisis topográfico. Estas técnicas se enfocan en averiguar y analizar qué le pasa a
las personas y por qué les pasa.

Luego, ha surgido el Humanismo, que a diferencia de las dos corrientes mencionadas
anteriormente, se focaliza en el vínculo que existe entre los terapeutas y los pacientes, en las
emociones y en facilitar y promover el bienestar subjetivo de los pacientes. Ya que, la relación
terapéutica suele ser uno de los predictores más eficaces del proceso terapéutico. Los
representantes principales de esta corriente son: Maslow y Carl Rogers. Por lo tanto, y contrario
al conductismo, le dan mucha importancia al subjetivismo de las personas y los aspectos no
medibles en terapia. Algunas de las técnicas que se utilizan desde este enfoque son: el focusing,
el trabajo con el cuerpo, la silla vacía. Todas, técnicas que están dirigidas a que las personas
encuentren la propia soluciones a su problema y promover el bienestar emocional y sus
relaciones interpersonales.

Después, y a modo de contradicción y comparación con el conductismo ha surgido el
Cognitivismo. Siendo el representante principal Aaron Beck y Ellis. Ya que los profesionales
que se mueven dentro de esta corriente nos dicen que entre los estímulos y la respuesta, la
cognición media. Por lo tanto, desde esta corriente los psicólogos creen que los trastornos
emocionales y los de conducta están en función de los procesos cognitivos. Por lo tanto, esta
corriente se centra en: el análisis de los procesos de pensamientos de las personas, las creencias,
las expectativas y las preocupaciones de las personas. La posición que toma el terapeuta desde
esta corriente es de colaboración con los clientes. Algunas de las técnicas que se utilizan desde
este enfoque son: la reestructuración cognitiva y las técnicas de resolución y manejo de
problemas.

En la actualidad, están surgiendo las terapias contextuales, que también se conocen como las
terapias de tercera generación. Estas terapias, tienen un enfoque más global y más cercano a la
persona que las mencionadas anteriormente. Es decir, tienen en cuenta el contexto cultural y
social de la persona. Algunas de las técnicas que se utilizan desde este enfoque son: el trabajo
con la aceptación, el diálogo y trabajar con el contexto de la persona. Por lo tanto, el objetivo no
es tanto el trabajo o manejo de síntomas, sino, la reorientación vital que genera cambios
significativos y estables a través del tiempo.

Esto significa, que según nuestros objetivos y nuestra percepción de nuestros problemas nos
puede venir bien una terapia u otra. Contrario a la creencia popular hay muchos psicólogos que
entienden que los pacientes son los principales responsables de los resultados de su tratamiento.
Igualmente, que dentro de ellos tienen muchas de las herramientas y habilidades que necesitan
para lograr sus objetivos y promover su bienestar. Igualmente, es importante tener en cuenta que
en la actualidad hay muchos principios comunes subyacentes detrás de la mayoría de los
psicólogos, como son: la escucha activa, el respeto, la tolerancia y establecer una experiencia
emocional correctiva en los pacientes.

Preguntas de reflexión:

  • ¿Qué tipo de terapia crees que te encajaría más con tu manera de percibir la vida y tu
    problematica? Y, ¿con tu personalidad?
  • ¿Crees que tienes las competencias necesarias para ponerte en marcha? ¿Te ves capaz de
    construir cambios desde tus recursos?
  • ¿Te gustaría tener un rol activo durante tu terapia o te gustaría que sea el terapeuta que te indique
    acciones a tomar?

Marie-Pierre Capeans

 

 

¿CÓMO SURGEN LAS DIFERENTES CORRIENTES PSICOLÓGICAS?

La mente y el comportamiento humano siempre ha sido un campo de interés para la ciencia desde las civilizaciones antiguas de Egipto, Persia, Grecia, China e India. Sin embargo, la psicología entendida como ciencia no hace su aparición hasta finales del siglo XIX coincidiendo con la inauguración del laboratorio implementado por Whilhelm Wundt.

En estos primeros años surge la corriente psicológica del estructuralismo centrando su atención principalmente en el estudio del pensamiento, la inteligencia, la memoria etc. Podríamos decir que su objetivo principal fue descubrir los componentes elementales de la consciencia y de que forma interaccionan entre ellos para dar lugar a los procesos mentales. Sin embargo, la perspectiva que utilizaban los estructuralistas podía entenderse como reduccionista ya que la idea principal que sustentaba esta corriente es que un sistema tan complejo como nuestra mente podía descomponerse en partes aisladas e independientes.

No es hasta principios del siglo XX que surge el funcionalismo corriente que rechaza este enfoque estructuralista y trata de comprender los procesos mentales como un todo, centrándose en el funcionamiento de la mente y no en los elementos que la componen.

Otra corriente que surge a principios del siglo XX es la Gestalt (que no debe confundirse con la terapia Gestalt que surgirá unos años más adelante). Esta corriente tiene su origen en Alemania y buscaba estudiar principalmente procesos relacionados con la percepción. Estos investigadores crearon lo que conocemos actualmente como “leyes de la Gestalt” que explican como percibimos a través de ciertos estímulos. Son las leyes que explican la mayor parte de las ilusiones ópticas que en algún momento todos hemos podido ver.

Contemporáneamente a estas tres corrientes surge el psicoanálisis a raíz de la obra y pensamiento de Sigmund Freud. El autor presenta la idea de que las emociones, pensamientos y conductas humanas se deben a la lucha inconsciente de fuerzas opuestas. Y que éstas pueden ser comprendidas por el individuo a través de la interpretación.

En contraposición del psicoanálisis surge el conductismo, que basaba sus investigaciones únicamente en elementos observables. Los conductistas se centran en analizar la relación que existe entre estímulos y respuestas. Entendiendo que ciertos estímulos hacen que la conducta aumente mientras que otros la disminuyen (en frecuencia, intensidad o duración)

A mediados del siglo XX tenemos el surgimiento de otra corriente, la psicología humanista, en reacción a los anteriormente mencionados psicoanálisis y conductismo. La psicología humanista nace debido a la simplificación que ambas corrientes hacían a cerca del ser humano, buscando una compresión integral del mismo. La psicología humanista hunde sus raíces de la concepción del ser humano en la filosofía. Asimismo, desde la propuesta que hace Carl Rogers, uno de los mayores representantes de la psicología humanista, se entiende que el individuo posee las capacidades suficientes para comprenderse a si mismo y cambiar siempre que haya un clima determinado que lo facilite. Además, la psicología humanista pone mucha atención en el establecimiento de un buen vinculo con el paciente, en el que estén presentes la empatía, la aceptación incondicional y la autenticidad.

Al mismo tiempo surge la terapia sistémica que tiene sus orígenes en la terapia familiar. Sin embargo, la terapia sistémica no considera que la familia sea el único foco en el que se pueda realizar la intervención. Desde esta corriente se entiende que el enfermo no es más que el portador de los síntomas de una dinámica disfuncional que está teniendo lugar en el sistema al que pertenece.  Por tanto, entiende que siempre que se produzca un cambio en uno de los elementos del sistema (familia, pareja, escuela, trabajo) el sistema cambiará. Desde esta corriente se trabaja con las dinámicas relacionales, el estudio del árbol genealógico y las jerarquías.

A finales del los 60 surge el cognitivismo, como reacción al conductismo anteriormente mencionado. Esta corriente buscaba poner el foco de atención en aquellos procesos que no habían sido tenidos en cuenta como por ejemplo las creencias, pensamientos, emociones etc…

A finales del siglo XX se produce la unión entre la terapia cognitiva y la conductual. Dando lugar a la terapia cognitivo-conductual (o terapia Co-Co). Esta terapia es la más extendida actualmente centrando las intervenciones en elementos comportamentales observables, pero también en todos aquellos “subjetivos” no observables que un principio eran rechazados por la corriente conductual. Esta terapia está muy centrada en los problemas del presente que trae el paciente.

Por último, tenemos el surgimiento de las terapias de tercera generación. Estas terapias buscan hacer una intervención más próxima a la persona que al problema teniendo muy en cuenta su vivencia y como el contexto en el que tiene lugar ha podido afectar. El objetivo principal es cambiar el modo en el que el paciente percibe su problema, facilitando que llegue a comprender la funcionalidad que se le ha otorgado a la conducta modificándolas desde la aceptación. La terapia no se entiende como una lucha si no como una reorientación de los aspectos vitales del paciente.

Este ha sido un pequeño recorrido a través del nacimiento de las corrientes más destacadas de la psicología, sin embargo, esto no quiere decir que las corrientes hayan permanecido estáticas. Cada una de las corrientes que hemos visto ha ido evolucionando con el paso del tiempo, así como generando nuevas formas de comprender al ser humano y de como acercarse a él.

ALGUNAS PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR:

  • ¿Cuál crees que es la corriente que más encaja con tu forma de entender al ser humano?
  • ¿Crees que alguna de estas corrientes presenta una mayor eficacia?
  • ¿Hay alguna corriente de la que nunca hayas oído hablar? ¿a qué crees que se debe?

Raquel Bertaccini García

Evolución de la psicología

La psicología es una ciencia muy joven y en su evolución ha ido generando diferentes corrientes teóricas que han intentado explicar su concepción del ser humano, su manera de comportarse, aprender, enfermar y sanar. De manera muy general, las principales corrientes son: Psicoanálisis, existencialismo, humanismo, sistémica, cognitivo-conductual y terapias de tercera generación. Vamos a explicar brevemente cada una de ellas:

Psicoanálisis

Fue la primera psicoterapia moderna. Freud es probablemente uno de los autores más famosos de esta corriente. La idea principal del psicoanálisis es que las experiencias vitales de la infancia se almacenan en el inconsciente; la persona reprime estas experiencias, deseos por ser rechazados culturalmente o por ella misma. Los síntomas aparecen cuando estas pulsiones se esfuerzan por salir y la persona lo reprime.

“Hasta que lo inconsciente no se haga consciente , el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y tu lo llamarás destino” Carl Jung

El existencialismo/fenomenología y el humanismo 

La diferencia es que la primera nació en Europa y, la segunda, en Estados Unidos. Sus autores más conocidos son, Maslow, Carl Rogers, o Viktor Frankl. De manera general defienden que todo lo que hace el individuo se orienta a buscar la manera de ser feliz y de satisfacer sus necesidades. Pero a veces estos esfuerzos son inadecuados y esto acaba provocando el sufrimiento.

En la terapia humanista y existencial se intenta concretar el “ser” al que quiere llegar la persona, el punto desde donde parte y la manera de hacer el recorrido.

“Las decisiones, no las condiciones determinan quienes somos” Viktor Frankl

Terapia Sistémica

En la terapia sistémica se trabaja, principalmente con familias. Los autores más destacados  de esta corriente son, Minuchin, Haley y Selvini-Palazzoli. La terapia sistémica concibe la familia como un sistema en el que las conductas de un miembro afectan las conductas de todos los demás. Por lo tanto la psicoterapia consiste en explorar las relaciones entre los miembros y corregirlas cuando son las que conllevan el malestar.

“Crecer es aprender a separarse” Salvador Minuchin.

El Modelo Cognitivo-Conductual

Este modelo aúna lo mejor del conductismo con el cognitivismo; es la corriente más aplicada actualmente. Propone que al modificar los pensamientos y las conductas de la persona conseguiremos una mejoría en su bienestar.

““La psicología no puede decirle a la gente cómo deben vivir sus vidas. Sin embargo, puede proporcionarles los medios para efectuar el cambio personal y social” Bandura

Las terapias de tercera generación

Estas son las terapias más recientes; básicamente postulan que las personas tienden a esforzarse para evitar el sufrimiento, pero este, forma parte de la vida, y que empeñarse en eliminarlo a veces hace que el malestar aumente. Promulgan entre otros aspectos la aceptación del mismo y cambiar el discurso interno de la persona.

Para concluir, la pregunta lógica sería ¿Cuál de todas las corrientes es mejor? La respuesta es muy sencilla, TODAS, todas han demostrado una gran eficacia en diferentes situaciones, en un famoso estudio de Michael Lambert, se demostró que el 30% del resultado de una psicoterapia depende de una serie de factores comunes, que están presentes en todos los modelos psicoterapéuticos y que solo el 15% del cambio producido en la terapia se puede atribuir a la técnica o corriente aplicada. Un buen psicólogo aplicará el eclecticismo; es decir, buscará la técnica más eficaz y pertinente para la persona concreta teniendo en cuenta sus características y contexto.

MAIJ

¿QUÉ HACE UNA TERAPIA EFECTIVA?

En ocasiones escuchamos comentarios de tipo “yo no creo en los psicólogos”, “no creo en la psicología”, “un psicólogo es como un sacerdote o como un amigo”; incluso comentarios que valoran unos enfoques terapéuticos, mientras que desprestigian otros. Lo cierto es que la eficacia y validez de la psicología, así como de su versión aplicada: la psicoterapia, no son cuestiones de fe.

Décadas de rigurosa investigación científica han documentado la efectividad de la psicoterapia. Cientos de estudios, revisiones y metaanálisis, tanto cualitativos como cuantitativos, indican que el 80% de personas que acuden a terapia obtienen beneficios y mejoras respecto al estado inicial de “pre tratamiento”. Esto convierte a la psicoterapia en una de las intervenciones en salud más probadas y validadas empíricamente (Lebow, 1997). La ciencia también revela que no existen diferencias significativas entre distintos enfoques o técnicas, sino que hay una serie de factores comunes a todas ellas responsables de la eficacia.

Ahora bien, ¿qué factores son los más determinantes en el éxito o fracaso de una terapia? Lejos de lo que uno podría imaginar, no depende de la aplicación de la mejor técnica, de lo experto que sea el profesional en determinada materia o de lo “complicado” o “sencillo” que sea el motivo de consulta, sino de la relación terapéutica establecida entre el paciente y el terapeuta.

Es desde ahí, desde una relación de aceptación incondicional, de no juicio, de seguridad donde se crea un vínculo colaborativo dirigido a unos objetivos comunes. Ahí es cuando comienza el trabajo, la transformación y la aplicación de técnicas.

Entonces, ¿qué necesita una persona para dar el paso e iniciar un proceso terapéutico? ¿Por qué hay personas que no consiguen darlo?

El primer paso, es poder reconocer que hay algo en uno mismo que podría estar mejor o que podría cambiar. En segundo lugar, se requiere coraje y valentía para sacarlo fuera, para nombrarlo, compartirlo, para hacer algo nuevo con ello y transformarlo.

Por último, será importante confiar en uno mismo, en el proceso, en la capacidad de cambio y resiliencia propias del ser humano, y por supuesto, en el profesional que acompaña. Lo que está claro, es que merece la pena, y además, que está científicamente probado.

Entonces, ¿a qué esperar para iniciar un proceso? A ti, ¿qué te frena?

Aitana Navia López