La importancia de expresar las emociones

Anet Diner 

Expresar emociones es una habilidad vital para la comunicación efectiva y para el bienestar emocional de una persona. Sin embargo, para muchas personas, expresar sus sentimientos de manera clara y efectiva puede ser un desafío. En este artículo, exploraremos la importancia de expresar emociones y algunas estrategias útiles para hacerlo.

Las emociones y sentimientos son una imprescindible fuente de información: nos guían, nos ayudan a dar sentido a lo que pasa a nuestro alrededor, a entendernos a nosotros mismos y a relacionarnos con los demás, y nos motivan para alcanzar objetivos, provocar cambios, evitar situaciones dañinas o perseguir aquello que queremos.

Los beneficios que puede tener expresar tus emociones son:

  1. Nos libera. Las personas nacemos para ser libres en todas las dimensiones de la vida, y exteriorizar emociones es lo mejor, para liberarse, por tanto, intenta no guardar tus emociones negativas, porque ellas representan una carga que no te permitirá concluir ciclos y seguir hacia adelante. 
  2. Incrementa el bienestar emocional. Liberar las emociones genera un estado de satisfacción elevado, pero, sobre todo, ofrece tranquilidad a la persona, dejando las cargas a un lado y dándose la oportunidad de amar, perdonar, sanar y vivir.  Ahora bien, cuando las emociones son negativas, debemos saber cómo exteriorizarlas, para que no afecte la comunicación y las relaciones interpersonales en nuestro entorno. 
  3. Es un acto de amor. Al expresar nuestras emociones, demostramos que nos amamos y respetamos como personas, y nos reconocemos como individuos capaces de defender nuestra integridad física y emocional. 
  4. Puede mejorar la comunicación en nuestras relaciones personales. Si no expresamos cómo nos sentimos, es posible que otros no entiendan nuestras necesidades o preocupaciones. Al comunicar nuestras emociones de manera clara y respetuosa, podemos fortalecer nuestros vínculos con las personas que nos importan.
  5. Puede ayudarnos a procesarlas y a lidiar con ellas de manera saludable. Si no expresamos nuestras emociones, es posible que las reprimamos, lo que puede tener efectos negativos a largo plazo en nuestra salud emocional. Al expresar nuestras emociones, podemos identificar y procesarlas, lo que puede ayudarnos a manejarlas de manera más efectiva.

Por otra parte, entre los problemas más habituales que podemos tener con las emociones, podemos encontrar:

  • Reaccionar con una intensidad excesiva o incoherente con la situación vivida (exagerada expresión emocional o poca expresión).
  • Respuesta emocional distinta o incongruente con la situación que la produce.
  • Sentimientos muy limitados ante la experiencia vivida.

Las emociones pueden ser expresadas de distintas maneras:

Verbalmente: Es cuando se expresan directamente ¡Estoy enfadado!, ¡Me siento triste!, ¡Siento miedo!, ¡Te quiero!, etc.

Escritura terapéutica: Otra forma de expresar nuestras emociones muy efectiva es escribirlas, nos puede ayudar a canalizar nuestras emociones y a equilibrar nuestro cuerpo y mente.

Acciones o conductas: tirar cosas, romper papeles, gritar, etc. Son algunas de las formas de expresar lo que sentimos, aunque algunas de ellas no son muy saludables.

Somatizando: Esto se refiere a que el cuerpo muchas veces muestra nuestras emociones, aunque no queramos, por ejemplo, cuando por vergüenza nos ponemos rojos como un tomate. También la somatización de las emociones puede ser algo más profundo como dolores de cabeza o de estómago, en donde el cuerpo habla por nosotros y que nos puede servir como señal de alarma para ver que algo no está del todo bien.

A continuación, te presento algunas estrategias que te pueden servir para expresar emociones de manera clara y efectiva:

  • Identifica tus emociones: antes de poder expresar tus emociones, es importante que puedas identificarlas. Presta atención a cómo te sientes en diferentes situaciones y tómate el tiempo para identificar tus emociones específicas. También prestar atención a las señales no verbales: las emociones a menudo se expresan a través de señales no verbales, como el lenguaje corporal, las expresiones faciales y la tonalidad de la voz. Observar estas señales puede ayudar a identificar las emociones de los demás.
  • Etiqueta tus emociones de forma correcta: esto no es una tarea nada fácil. Cuando no se etiquetan de forma correcta puede pasar que algunas personas sientan ira cuando la emoción con la que en realidad están lidiando es dolor. Otros pueden llorar y sentirse tristes en situaciones donde lo que sienten en verdad es rabia. Para mejorar esto, practica etiquetar las emociones que en realidad estás sintiendo.
  • Escucha activamente: escuchar atentamente lo que se dice te puede ayudar a identificar las emociones de los demás. Es importante prestar atención no solo a lo que se dice, sino también a cómo se dice. Las palabras pueden expresar una cosa, pero el tono y la inflexión de la voz pueden indicar una emoción diferente.
  • Practica la autoexpresión: una vez que hayas identificado tus emociones, practica la autoexpresión en un lugar seguro y cómodo. Esto puede incluir escribir en un diario, hablar con un amigo de confianza o incluso hablar contigo mismo en voz alta.
  • Usa «yo» en lugar de «tú»: cuando expreses tus emociones a alguien más, usa declaraciones que empiecen con «yo» en lugar de «tú». Por ejemplo, en lugar de decir «tú siempre me haces enojar», di «yo me siento enojado cuando esto sucede».
  • Sé específico: al expresar tus emociones, sé lo más específico posible. En lugar de decir «estoy triste», intenta identificar la causa específica de tu tristeza y comunícala.
  • Practica la empatía: cuando alguien más te exprese sus emociones, practica la empatía. Intenta ponerte en su lugar y comprender cómo se sienten. Valida sus emociones y hazles saber que las comprendes.

 

En general, reconocer las emociones requiere práctica y paciencia. Prestar atención a las señales no verbales, escuchar activamente, reflexionar sobre las propias emociones, preguntar y usar herramientas de reconocimiento de emociones son algunas estrategias útiles para mejorar la habilidad de reconocer las emociones propias y de los demás.

 

Reflexión

¿Sabes expresar tus emociones?

¿Qué podría pasar si no expresas tus emociones?

¿Qué beneficios puede tener expresar tus emociones?

¿Qué forma usas para expresar tus emociones: verbal, escrita, con acciones o somática?

 

  • Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones. Madrid: Síntesis.
  • Bisquerra, R. (Coord). (2011). Educación emocional. Propuestas para educadores y familias. Bilbao.
  • Bisquerra, R. (2000). Educación emocional y bienestar. Barcelona: Praxis.

 

¿Pueden ayudarme las relaciones sociales a aliviarme mi ansiedad?

Los seres humanos somos inherentemente sociales, como lo son la mayoría de los animales. Aunque, como humanos, nuestras relaciones sociales son mucho más complejas y satisfactorias que las del resto de los animales. Éstas nos brindan una sensación de conexión, propósito, apoyo y, en última instancia, una mejor salud y longevidad en general.

Docenas de estudios han demostrado que las personas que tienen relaciones satisfactorias con familiares, amigos y miembros de su comunidad son más felices, tienen menos problemas de salud y viven más.

Los científicos han descubierto que conectarse con otros ayuda a aliviar los niveles de ansiedad. Como la mayoría de nosotros sabemos, niveles muy elevados de ansiedad pueden ser perjudiciales para la salud mental y física y contribuir a muchos problemas de salud graves. Algunas investigaciones incluso sugieren que el acto de cuidar a otra persona puede liberar hormonas que reducen la ansiedad tanto para el cuidador como el cuidado

A lo largo de tu vida, el número y la fuerza de tus relaciones afectan tu bienestar mental y físico.Los beneficios de las conexiones sociales y la buena salud mental son numerosos. Las personas que presentan vínculos que se sienten como reales y genuinos están asociados con tasas más bajas de ansiedad y depresión, mayor autoestima, mayor empatía y relaciones más confiables y cooperativas.

La buena noticia es que, si bien muchos de estos beneficios pueden hacerte más feliz y satisfecho, también hay un efecto continuo, por el cual las personas que te rodean querrán pasar tiempo contigo. De esta manera, la conexión social genera un bucle de retroalimentación positiva de bienestar social, emocional y físico.

Dentro de las relaciones sociales podemos diferenciar 3 tipos de conexiones que puedes tener con las personas:

  • Conexiones íntimas: con personas que te quieren y se preocupan por ti, como familiares y amigos con los que tienes un vínculo más potente y en los que sueles apoyarte en los momentos complicados.
  • Conexiones relacionales: con personas que ves regularmente y con las que compartes un interés, como compañeros de trabajo o aquellos que te sirven el café de la mañana.
  • Conexiones colectivas: con personas forman parte de un mismo grupo contigo, como, por ejemplo, un equipo deportivo, un club de algún tipo de afición, incluso los seguidores de tu mismo equipo de futbol o las personas que comparten tu fe.

PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR:

  • ¿Dirías que tienes relaciones significativas a largo plazo en estas 3 áreas?
  • Piensa en el tipo de relaciones que tiene con las personas y el tipo de relaciones que le gustaría tener
  • En el caso de que quieras establecer nuevas relaciones sociales ¿qué maneras se te ocurren?

 

Raquel Bertaccini

El cuerpo como medio para calmar la ansiedad

La ansiedad es un mecanismo de defensa del organismo frente a estímulos que son percibidos como amenazantes. Conlleva una serie de síntomas físicos y cognitivos que suelen ser experimentados de manera desagradable y angustiosa. Físicamente, la ansiedad suele localizarse como una presión en el pecho, con aceleración cardíaca, sudoración y tensión muscular, entre otras cosas.

 

Es posible que el enfrentarse a una situación ansiosa genere más confusión y malestar y no se sepa cómo actuar, lo que complica volver a un estado basal de tranquilidad. Es por ello que aquí proponemos una serie de ejercicios para calmar la ansiedad a través del cuerpo:

 

En primer lugar, toma tres inhalaciones diafragmáticas. Este tipo de respiraciones son profundas y lentas, con ellas hinchas la tripa, permitiendo que entre más aire en los pulmones. Aspira lentamente por la nariz, retén el aire en tus pulmones por diez segundos y espira por la boca. Céntrate en la sensación corporal de la respiración, cómo esta va entrando por las fosas nasales y recorre tus pulmones, relajándote. Haciendo esto tu cuerpo se destensará y logrará bajar el ritmo cardíaco. El objetivo es alcanzar un estado fisiológico incompatible con la ansiedad para que el cerebro deje de percibir como amenazante las señales del cuerpo y ayude a volver a la normalidad.

 

En segundo lugar, utiliza tus sentidos. Percibe tu cuerpo con atención, asimismo como lo que lo rodea. Puedes tocar un objeto cuyo tacto te sea agradable, una tela suave o algo cálido. Si no tienes nada a mano, puedes centrarte en la sensación de la ropa que llevas puesta en la piel, cómo te envuelve y te abraza. Asimismo, saborear algo dulce como el chocolate puede ser oportuno ya que activa el mecanismo de recompensa del cerebro, y esto genera placer, algo contrario a la ansiedad.

 

Por último, trata de atender a tus diversas necesidades biológicas: bebe agua, come algo, ve al baño. Esto tiene sentido ya que te centras en las necesidades más básicas del cuerpo, las cuales se dejan de lado durante los momentos de ansiedad. Esto, asimismo, es leído por el cerebro como algo incompatible con un estado de peligrosidad: si estuvieras en una situación de riesgo no podrías pararte a realizar estas pequeñas actividades.

 

El cuerpo puede ser una herramienta muy útil que nos ayude a bajar de nuevo a la tierra y a encontrar un equilibrio mental. No hay que desatender el papel que juega a la hora de los procesos ansiógenos: la mente y el cuerpo son indivisibles, lo que sucede en uno repercute en el otro. A través de las diversas técnicas corporales que aquí te proponemos puedes hallar la calma de nuevo.

 

Carlota Urgel

Técnicas expresivas para aliviar la ansiedad

La ansiedad es una emoción derivada del miedo que experimentamos al anticiparnos a posibles peligros futuros. En muchas ocasiones, estas amenazas que creemos que se van a presentar no llegan nunca a materializarse, puede que incluso las posibilidades de que ocurriesen fueran mínimas o casi inexistentes, pero en nuestra mente el peligro era tan real como aquello que podemos ver o tocar, y la ansiedad derivada de ello nos generaba una angustia abrumadora. En estas situaciones, una de las cosas que más nos puede ayudar a evaluar esa amenaza de manera realista, darnos cuenta de que no estamos en peligro o de que sí tenemos o podemos adquirir las herramientas necesarias para hacerle frente, y consecuentemente disminuir esa ansiedad, es poner palabras o forma a aquello que pasa por nuestra mente. En definitiva, expresarlo.

Todo es mucho más grande en nuestra cabeza, más envolvente y más desbordante. Poner palabras a aquello que nos preocupa o nos angustia puede ayudarnos a ordenar nuestras ideas, acotar aquello que ocurre y reducir la ansiedad derivada al poder hacer una evaluación más realista de lo que está ocurriendo. En esta línea, hay distintas técnicas que pueden ser beneficiosas dependiendo de la situación en la que nos encontremos y de nuestra necesidad. En caso de que tengamos un problema interpersonal y la fuente de nuestra angustia sea una conversación difícil que tenemos pendiente con alguien, podemos practicar una silla vacía, donde imaginamos que tenemos a la otra persona presente y le ponemos palabras a aquello que nos gustaría decirle. De esta manera podemos soltar en un espacio seguro, reducir la angustia que nos provoca imaginar la conversación y decidir qué y de qué manera decirle a esa persona de todo lo que hemos expresado.

Si la situación en la que te encuentras es que tienes que tomar una decisión que te cuesta mucho, te sientes dividida entre las posibles opciones y no sabes cuál de ellas es la más adecuada para ti, puedes realizar la técnica del diálogo entre dos sillas. En este caso, colocamos dos sillas enfrentadas y cada una representa una de las posibles opciones. Nos vamos colocando en una y en otra para hablar desde esa opción y profundizar en por qué nos la estamos planteando, qué puede aportarnos, cómo nos hace sentir y qué significaría renunciar a la opción contraria. Nuevamente, es una manera de expresar libremente poniéndonos en cada posición (el movimiento de cambiarnos de sitio permite simbolizarlo), profundizar en lo que realmente sentimos y pensamos, y reducir así la ansiedad y la incertidumbre.

En caso de que en este momento nos sintamos desconectados de nuestro cuerpo, encorsetados, anestesiados o agobiados por la cantidad de pensamientos que pasan por nuestra mente, la expresión artística y corporal siempre es una manera de conectar con nosotros mismos que nos permite experimentarnos integrados y libres. La pintura, el baile, el modelado de arcilla, el ejercicio físico son algunas posibles técnicas que podemos poner en práctica para bajar de la mente al cuerpo y conectar a través de él con nuestro yo, además de ser actividades que podemos incorporar en nuestro día a día como ratos de descanso y autocuidado.

Estas son algunas de las técnicas que puedes llevar a cabo en momentos en los que necesites soltar, un vehículo de expresión para conectar con tu yo interno y reducir la ansiedad. Por supuesto, otra herramienta maravillosa y eficaz es la terapia, que nos permite disponer de un espacio seguro en el que siempre podemos expresarnos con libertad.

 

Lucía Beltrán de Casso

 

PREGUNTAS DE REFLEXIÓN:

 

¿Consideras que expresas todo lo que necesitas?

¿Qué beneficios crees que te puede aportar expresar? ¿Qué te impide hacerlo?

¿Cuál de las técnicas propuestas crees que te podría resultar útil?

Recursos para aliviar la ansiedad: Meditación:

Como Buda muy bien afirma: nos deberíamos conectar con el momento presente, pues , “todo momento es aquí y todo lugar es ahora”. El mindfulness es un estado de la mente que consiste en estar aquí y ahora, con atención y con aceptación. La meditación se considera una manera de estar en este estado de consciencia plena y en el momento presente. De la misma manera, es una técnica que se ha mostrado eficaz y efectiva a la hora de manejar nuestros niveles de ansiedad e incrementar emociones y estados positivos.

 

Hay varias maneras de meditar y no todas requieren que estemos sentados o quietos en una postura estática o en la postura clásica de meditación. Sin embargo, todas tienen en común llegar a un estado de la mente de serenidad. Algunos tipos de meditación se realizan en movimientos como puede ser el paseo contemplativo, en donde caminamos de manera consciente estando atento a los objetos, personas, sensaciones, olores, y estímulos a nuestro alrededor sin juzgarlos o sin centrarnos en nuestros pensamientos. Otro tipo de meditación es el mindful yoga, en donde se puede realizar una práctica más yin -estática y relajada- en donde nos centramos en las sensaciones corporales que van surgiendo en el momento en posturas estáticas. Otro tipo de mindful yoga, puede ser más yang- más dinámico-, en donde a través de la respiración y el equilibrio nos mantenemos centrados en las sensaciones que van surgiendo pero conectado con nuestro mundo exterior. Lo importante es encontrar el tipo de meditación que te venga bien a ti, y que encaje con tus necesidades y preferencias personales.

 

El valor esencial de la meditación no es tanto lo que ocurre mientras la estamos practicando, si no como aparecemos o nos movemos en la vida, como resultado de esta práctica. Idealmente, de una manera más consciente, más compasiva, más curiosa y más conectada con nosotros mismos, con las personas a nuestro alrededor y con el mundo. Muchos profesionales de esta área definen el éxito de esta práctica de distintas manera, pero a mi me ha gustado percibirlo como terminar la práctica con un sentimiento tangible de relajación, felicidad o gratitud y que te apetezca volver a repetirlo en un futuro cercano o integrarlo a tu dia a dia.

 

 

 

Meditación guiada:

  1. Trata de encontrar un espacio en donde te puedas sentar o acostar y sentirte tranquilo y agusto.
  2. Cierra los ojos y concéntrate en tu respiración sin juzgarla ni tratar de alterarla si no te apetece. Deja que el aire entre por tus pulmones y llénate de ti. Luego, deja que el aire salga por tu boca y sentirte más liviano. Dependiendo de lo que necesites en este momento, déjalo ser, si necesitas sentirte más liviano haz exhalaciones más largas. Por otro lado, si necesitas conectar contigo mismo y llenarte de ti, realiza inhalaciones más largas.
  3. Si te empiezan a llegar pensamientos, no te estreses ni te juzgues, es normal. Simplemente, vuelve a centrarte en tu respiración y en cómo el aire entra y sale de tus pulmones y las sensaciones físicas que vas experimentando.
  4. Haz un esfuerzo consciente por no juzgar los pensamientos que vayan surgiendo y  por no analizar o entrar en esos pensamientos, déjalos venir e irse,  poniendo el foco en tu respiración. Aceptar y observar las sensaciones que van surgiendo con la práctica.
  5. Cuando te sientas preparado, empieza a mover lentamente tus pies y tus manos y empieza a volver al momento presente y abre tus ojos.

 

Es importante recordar que la meditación es una práctica que va mejorando con el tiempo y con la práctica habitual. No te preocupes, si se te dificulta concentrarte en el momento presente o si te distraes con facilidad. Con el tiempo, vas mejorando y vas a poder ir notando los efectos de la práctica.

 

Hay bastante investigación que nos indica que la meditación puede ser efectiva para la salud física y mental, en particular, la reducción de la ansiedad, del estrés, la calidad del sueño y el aumento de emociones positivas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la meditación en sí sola no debería de ser una herramienta que se utilice para curar enfermedades o problemas médicos o problemas relacionados con la salud mental. Sin embargo, es una buena herramienta para utilizar de manera complementaria en nuestro día a día.

 

Como es una meditación guiada escrita, puede ser difícil seguirla. Por lo tanto, puede ser útil utilizar una meditación guiada en forma de audio o en una aplicación concreta. En Youtube puedes encontrar muchas meditaciones guiadas gratuitas. Como aplicaciones,  te recomendamos Petit Bambú y Insight Timer que son aplicaciones gratuitas que incluyen algunas meditaciones guiadas. De la misma manera, algunas con pagos y bastante populares son Calm y Headspace.

 

Marie-Pierre Capeans

Deporte para combatir la ansiedad

 

Anet Diner

Cada vez los trastornos de ansiedad son muy comunes en nuestra sociedad. Así mismo la pandemia ha provocado que los síntomas de ansiedad se hayan disparado o que muchas más personas que antes no sufrían actualmente estén sufriendo ansiedad. Según arrojan los últimos estudios, la ansiedad es ya uno de los males del siglo XXI, se conoce que el 40% de los españoles la padece o ha padecido ansiedad en algún momento de su vida.

La ansiedad, como hemos venido hablando provoca una activación psicofisiológica de gran intensidad en el sistema nervioso central y en el organismo. Esto es aumento del ritmo cardiaco, nerviosismo, hiperventilación o respirar aceleradamente, problemas de concentración, preocupación excesiva, agitación, problemas gastrointestinales, evitación, trastornos de sueño, entre otras muchas cosas.

Para tratar la ansiedad existen muchas formas como por ejemplo, las técnicas de relajación, la meditación, la psicoterapia y como es el tema de este artículo, el deporte.

La Real Academia Española define deporte como “actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas” y añade “recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre”.

A nivel de nuestro cerebro, cuando hacemos deporte,  se segregan unas sustancias químicas que se denominan neurotransmisores, los más destacados son: las endorfinas, la serotonina, la dopamina y la acetilcolina.

Las endorfinas, o mejor conocidas como moléculas de la felicidad, son las que más nos van a ayudar a disminuir los niveles de ansiedad. La serotonina va a ser la que nos ayude a regular nuestro estado de ánimo y la dopamina será la que se encargue de regular la motivación y también, ya que contribuye a varias funciones cerebrales como la atención o la memoria, segregarla haciendo ejercicio nos puede traer beneficios en estas áreas. La acetilcolina será la que nos ayude a prevenir el daño neurológico.

Otro importante beneficio del ejercicio es que nos ayuda a focalizar nuestra atención en una tarea especifica, por lo que nos puede ayudar a distraernos y dejar de pensar en nuestras preocupaciones. También en muchas ocasiones el deporte puede contribuir a gestionar mejor las emociones negativas como la ira, ya que nos puede ayudar a desahogarnos.

Además, cuando hacemos deporte nos sentimos mejor con nosotros mismos, estamos más motivados y con una mayor autoestima y como estaremos más cansados, también nos ayudará a tener una mejor calidad del sueño, aunque no es muy recomendable hacerlo justo antes de irse a la cama porque podría tener el efecto contrario a la relajación.

Otro efecto positivo del ejercicio físico es que si lo hacemos en grupo o en un gimnasio, podemos mejorar nuestras relaciones sociales, ya que podemos hacer nuevas amistades en el entorno del deporte. Y si hacemos deporte al aire libre, podremos disfrutar de entrenar a la luz del sol y aumentar nuestros niveles de vitamina D, respirar aire fresco y disminuir la sensación de cansancio.

Antes de empezar a hacer deporte, es importante que valores la disponibilidad tienes y cuánto tiempo quieres invertir en hacer deporte. La OMS recomienda realizar a la semana de 150 a 300 minutos de actividad aeróbica moderada o de 75 a 150 minutos de actividad de intensidad fuerte. También proponen combinar actividades aeróbicas y de fortalecimiento muscular.

Algunos de los deportes más recomendados son:

Yoga: Se realiza a través de una serie de posturas y la respiración juega un papel fundamental, es muy utilizado para reducir la ansiedad ya que busca poner en contacto el cuerpo con la mente e incluye varios elementos de meditación. El Yoga es una filosofía de vida para quienes lo practican, que además de favorecer la relajación y ayudar a tomar conciencia del propio cuerpo, proporciona flexibilidad y combate dolores de cuerpo y espalda. Existen varias modalidades entre las que elegir como el kundalini, hatha o el bikram, entre otros.

Pilates: A pesar de ser un deporte muy físico, en el que se ejercitan los músculos para ganar fuerza, tono muscular, flexibilidad y coordinación, utiliza la respiración y la conciencia para intentar un estado de relajación. Al igual que el yoga, su práctica se basa en el control de la respiración y la capacidad de concentración, provocando una enorme sensación de calma y bienestar durante y después de cada sesión.

Ciclismo: Está puede ser una actividad perfecta para las personas que comienzan a realizar ejercicio, ya que es apta para todas las personas, siempre que se escoja una ruta sencilla y poco técnica. Un simple paseo en bici por el parque o por cualquier entorno natural puede mejorar notablemente el estado de ansiedad. Es una actividad perfecta para evadirnos del día a día. Además, nos permite desplazarnos y conocer nuevos lugares.

Natación: Es un deporte que se practica sin ninguna otra distracción, esto hará que te concentres plenamente en ti. La natación es un deporte muy completo que, además, al estar en contacto con el agua es capaz de devolvernos la sensación de regresar al vientre materno y a la vez favorece la relajación. Probablemente sea uno de los deportes más terapéuticos y recomendados para todo tipo de dolencias.

Correr: Es considerado uno de los mejores deportes para combatir la ansiedad. Durante la carrera estamos más concentrados, liberamos endorfinas, lo cual provocara como ya lo hemos visto, que nos sintamos mejor y más felices. Correr te permite disfrutar del aire libre y desconectar del mundo. Concentrarte solo en correr entrena no solo tu cuerpo sino también tu mente.

Taichi: Con el taichi trabajarás la capacidad de concentración, coordinación y control sobre el cuerpo. Es un arte marcial que proviene de China en el que se deben combinar de forma armónica los movimientos corporales, la concentración mental y la respiración consciente. Sus posturas se realizan de forma muy lenta, armoniosa y precisa, lo que favorecer la relajación.

Boxeo: Sin ser necesario que te subas a un ring, el simple hecho de entrenar con saco alivia los síntomas de depresión y proporcionan una gran cantidad de endorfinas. Aunque a priori pueda no parecer el deporte más idóneo para llegar al estado zen, lo cierto es practicar este tipo de deporte hace que se liberen muchas endorfinas, lo cual provoca una sensación de felicidad. El boxeo puede ser el ejercicio perfecto para liberar la ira y el estrés que se acumula durante el día. Además, boxear mejora la autoestima y la confianza, lo que incrementa la fortaleza mental.

Existen, como ya hemos mencionado, muchas actividades que ayudan a calmar el estrés y la ansiedad. Lo importante es que encuentres aquella por la que sientas una mayor motivación y que seas constante. Si nunca has hecho deporte puedes empezar agregando algo de actividad física a tu día a día, por ejemplo, aparca un poco más lejos de tu trabajo, usa las escaleras en lugar de usar el ascensor, comienza a dar pequeños paseos o si vives cerca de tu trabajo, piensa en ir a trabajar en bicicleta.

 

Si estás pensando en empezar a hacer ejercicio, establece metas razonables y comienza de forma gradual. No pienses en el ejercicio o en la actividad física como si fueran una obligación. Si el ejercicio es simplemente otro “debo” al final puede causarte más ansiedad y no cumplir el objetivo. Piensa en el ejercicio igual que piensas en tus sesiones de terapia o tus medicamentos: como una de las herramientas que te ayudarán a sentirte mejor.

 

Analiza qué es lo que te impide ejercitarte. Si te sientes vergüenza de ir a una clase o aun gimnasio puedes empezar haciendo ejercicio en casa. Tal vez buscar un amigo para ejercitarse juntos o alguien que disfrute realizar las mismas actividades físicas que tú. Si no tienes dinero, haz algo que no tenga costo, como salir a caminar o a correr. Si analizas qué es lo que te impide ser físicamente activo o ejercitarte, es probable que encuentres una solución alternativa.

 

Respiración Contando

  • ¿Conoces la técnica 4-7-8 para controlar la ansiedad?
  • 1)Vacía tus pulmones de aire
  • 2) Inspira por la nariz suavemente durante 4 segundos
  • 3) Aguanta la respiración durante 7 segundos
  • 4)Exhala todo el aire durante 8 segundos cerrando los labios (cono si quisieras silbar a silbar)
  • 5)Repite el ciclo durante 3-5 minutos

Los ejercicios de respiración son una herramienta muy útil: tanto para la reducción del estrés, como para mejorar el control que podemos tener de la ansiedad. Es más, las diferentes técnicas de respiración son las mejores técnicas y las de primera elección para cuando tenemos ansiedad. La práctica regular de esta técnica es extremadamente beneficiosa. De hecho, no sólo es útil cuando ya estamos en un nivel alto de estrés, saturación o nerviosismo; la práctica regular de pequeños momentos de “paréntesis” durante el día en los que parar y respirar de esta forma es muy provechosa. Te sugerimos que practiques esta técnica en un estado “normal” y compruebes si notas que te relajas o incluso si notas que tu ritmo cardíaco desciende. ¡Anímate y comparte con nosotros tu experiencia con esta técnica!

 

MAIJ

Reestructuración cognitiva (RC)

Anet Diner 

La ansiedad se puede expresar a través de 3 vías:

  1. Cognitiva-Emocional: Está relacionado con los sentimientos y los pensamientos. Preocupaciones, temores, anticipaciones, sentimientos y pensamientos negativos sobre nosotros mismos, inseguridades, etc.
  2. Fisiológica: Se manifiesta a través de sensaciones nuestro cuerpo. Opresión en el pecho, molestias estomacales, mareos, sudoración, temblores, etc.
  3. Conductual. Nuestra conducta, nuestras reacciones. Comer o beber en exceso, fumar, mordernos las uñas, evitar situaciones, etc.

 

De la misma forma, las técnicas que existen, actúan sobre estas vías:

  1. Técnicas cognitivas: Reestructuración Cognitiva o la Técnica de Autoinstrucciones. Estas técnicas actúan sobre los pensamientos.
  2. Técnicas fisiológicas: Respiración diafragmática o Entrenamiento en Relajación Muscular Progresiva de Jacobson. Son técnicas cuyo objetivo es reducir la actividad fisiológica de nuestro cuerpo.
  3. Técnicas conductuales: Entrenamiento en Habilidades Sociales o Técnicas de Exposición. Son técnicas que actúan sobre nuestras conductas.

 

En el artículo de hoy nos centraremos en una técnica cognitiva llamada Reestructuración cognitiva (RC). La reestructuración cognitiva es una técnica que se enmarca dentro de la orientación cognitivo-conductual cuyo objetivo es ayudarnos a modificar ciertas distorsiones de pensamiento que nos provocan malestar. Está técnica se utiliza para identificar y corregir estos patrones de pensamiento negativo. Busca modificar el modo en el que interpretamos nuestras experiencias, los pensamientos negativos que surgen automáticamente y las valoraciones subjetivas que nos provocan malestar.  Gracias a la reestructuración cognitiva (RC), aprenderemos a identificar y cuestionar nuestros pensamientos desadaptativos, para lograr sustituirlos por otros más apropiados.

Esta técnica se basa en el modelo A-B-C, donde A son las experiencias que tenemos, B son las cogniciones o pensamientos acerca de estas experiencias y C es cómo reaccionamos y cómo nos sentimos con respecto a estas. Por tanto, dependiendo de cómo sea B, las cogniciones, tendremos mejores o peores reacciones. La base es que estos pensamientos se pueden modificar.

 

 

Nuestra forma de pensar influye en cómo vemos el mundo, entendemos nuestras experiencias, y por consiguiente, en las emociones que sentimos. El cómo reaccionamos a lo que nos ocurre día a día es lo que determina cómo nos sentimos y cómo actuamos frente a ello.

En la técnica de reestructuración cognitiva, el paciente, con ayuda del terapeuta, identifica pensamientos irracionales. Ambos van discutiendo la validez y utilidad de tener esos pensamientos, mediante preguntas y experimentos conductuales. Y se van buscando alternativas racionales. El terapeuta no le dice al paciente qué pensamiento es el válido, sino que le ayuda a que los encuentre por sí mismo.

Los psicólogos Albert Ellis y Aaron Beck son los que desarrollaron está técnica. Ambos dicen que las emociones tienen poco que ver con los sucesos reales: “Entre los sucesos y las emociones existe algo llamado pensamiento deformado. El suceso considerado aisladamente no causa la emoción”. Dicho en otras palabras, no son las situaciones las que hacen que tengamos ansiedad sino las interpretaciones o lo que pensamos de ellas o de las consecuencias para nosotros o nosotras. Una misma situación para una persona puede ser una tragedia y para otra un aliciente.

 

La Reestructuración Cognitiva trata de conseguir que nuestras interpretaciones y pensamientos sean más realistas (con respecto a las situaciones y a nuestras capacidades de afrontarlas) y más específicos. Se lleva a cabo en tres pasos:

 

  • Identificar pensamientos erróneos: Consiste en detectar los pensamientos que en una determinada situación me hacen sentir mal. Es decir, pensar acerca de nuestras propias interpretaciones sobre lo que sucede.

 

  • Analizar pensamientos erróneos: Una vez que se identifican los pensamientos, se deben analizar, comprobar la veracidad de ese pensamiento, buscar la forma de demostrar que es verdadero o falso. Para ello partimos de una premisa importante, no pensar algo, convierte a ese pensamiento en necesariamente cierto, y para demostrarlo, hay que buscar las evidencias a favor y en contra de dicho pensamiento.

 

  • Modificar los pensamientos erróneos: Consiste en flexibilizar o cambiar los pensamientos que se ha comprobado que no son ciertos o no totalmente ciertos, por otros más apropiados, razonados y realistas.

 

 

Esta técnica busca dar luz a nuestros pensamientos, razonar, clarificar, y enseñarnos a que seamos realistas, concretos y específicos para interpretar la realidad o cuando pensamos en el futuro. Pensar bien nos hace sentir mejor.

 

Esta técnica, aunque podamos entender fácilmente cómo funciona, necesita varias horas haciendo auto observación y autorregistros (tomar nota de ellos) para identificar los pensamientos esenciales y responsables de la ansiedad o de la angustia; y entre unas semanas y varios meses de entrenamiento en debate (o diálogo socrático) y modificación de pensamientos, para conseguir resultados óptimos. Tengamos en cuenta que las interpretaciones ansiosas suelen estar muy automatizadas.

  1. Identificación y registro de los pensamientos irracionales

El primer paso es identificar los pensamientos irracionales, aunque hay muchos, estos suelen ser los más comunes: Predicciones negativas, personalización, catastrofizar, los “debería” y “tengo que”, pensamiento dicotómico. El todo o nada, creer en un mundo justo, creer que los demás tienen que saber nuestras necesidades, minimización o magnificación, etc.

 

El registro de los pensamientos irracionales se hace de la siguiente forma:

  • Cuando te sientas mal reflexiona acerca de qué pensamientos has tenido que te han llevado a sentirte mal y anótalos. Puedes crear autorregistros con tres columnas, una en la que describas la situación, otra lo que piensas y otra lo que sientes. De ahí podrás sacar mucha información acerca de los pensamientos que te van apareciendo.
  • Céntrate en un tipo de distorsión cognitiva y intenta  estar atento a cuando te surja y apúntalo.
  • Escribe pensamientos concretos y cada uno de forma separada.
  • A veces los pensamientos se manifiestan como imágenes. Por ello es difícil encontrar la creencia que subyace a esa imagen y es una tarea que requiere cierto esfuerzo.

Este paso es esencial para tomar consciencia de cuales son nuestros pensamientos irracionales para luego trabajar sobre ellos y modificarlos.

 

  1. Analizar la veracidad de los pensamientos irracionales

Una vez que tengas varias de estas creencias irracionales, el siguiente paso es analizar qué evidencia tenemos de que lo que pensamos sea cierto y la evidencia a favor y en contra de éste.

  1. Analiza la utilidad del pensamiento
  2. Analiza la trascendencia del pensamiento
  3. Haz experimentos conductuales
  4. Encuentra pensamientos alternativos
  • ¿Hay otra forma de interpretar esta situación?
  • Si un amigo tuviera este pensamiento ¿qué le diría?
  • ¿Podría hacer algo más útil que darle vueltas a este pensamiento?
  • ¿Esta forma de interpretar la realidad me ayuda a conseguir mis objetivos?

¿Me ayuda a tener mejor estado de ánimo?

También es importante eliminar los “debería” y los “tengo que” y sustituirlos por “me gustaría” o “preferiría”. No “necesito alguien que me quiera”, sino “Me gustaría que alguien me quisiera, pero si no tampoco es el fin del mundo. Puedo apañármelas bien yo solo/a”.

La reestructuración no es tarea nada fácil y requiere de mucho tiempo de práctica. Pero llegará un momento en que las ideas irracionales que nos estaban atormentando cada vez serán menos frecuentes. Es posible que aparezcan otras, pero ya sabremos cómo identificarlas y modificarlas.

A continuación algunos ejemplos de técnicas de reestructuración cognitiva:

  1. El diálogo socrático

El método socrático o diálogo socrático busca la capacidad de cuestionar las propias ideas y el pensamiento crítico. El terapeuta va haciendo preguntas con el fin de aumentar la autocomprensión y ampliar la perspectiva. Algunas de ellas podrían ser: “¿qué ejemplos tienes de esto en la vida real?”, “¿por qué te sientes te este modo?”, “¿existe otra forma de verlo?”.

 

  1. La flecha descendente

Esta técnica parte de una idea, premisa o pensamiento concreto y va descendiendo hasta la raíz, hasta los cimientos profundos que la sustentan. Para ello, se toma como punto de origen una afirmación respecto a un área que resulta problemática o limitante, y se van haciendo preguntas acerca de su significado e implicaciones.

El siguiente podría ser un ejemplo muy simplificado:

P– Soy una persona muy tímida.

T– ¿Qué quiere decir eso?

P– Que me cuesta entrar en confianza.

T– ¿Y eso qué significa?

P– Que al conocer nuevas personas tengo miedo a que me rechacen.

T– ¿Y eso qué quiere decir?

P– Que me siento inseguro.

En el proceso se repite la misma pregunta u otras similares hasta que la persona ya no tenga más respuestas que dar. Aunque parezca absurdo, esto nos permite llegar al origen y de la afirmación “soy tímido” podemos llegar a una falta de merecimiento y a la creencia de no ser válido.

  1. El modelo ABC

El modelo ABC es una herramienta propuesta por el psicoterapeuta Albert Ellis que ayuda a comprender la relación entre los eventos (A), las interpretaciones sobre los mismos (B) y las respuestas emocionales o conductuales (C). El objetivo es ayudar a la persona a entender cómo su forma de procesar lo que ocurre, de darle significado y de interpretarlo condiciona todo lo demás y causa su malestar. Al mismo tiempo, se le propone cuestionar la validez y la veracidad de esos pensamientos y buscar interpretaciones alternativas.

  1. Enjuiciar los pensamientos

De todas las técnicas de reestructuración cognitiva, esta es una de los más completas y útiles. En este caso, la persona actuará como abogado defensor, fiscal y juez de sus propias creencias. El objetivo no es rechazarlas o desestimarlas en primera instancia, sino permitirnos cuestionarlas y llegar a conclusiones por nosotros mismos. Primero tendrá que defender sus pensamientos o afirmaciones, justificar el por qué siente que son ciertos, importantes o útiles; pero, siempre atendiendo a hechos objetivos y verificables (no a sensaciones o suposiciones).        A continuación tendrá que rebatirlos y aportar pruebas en su contra. Finalmente, tras este proceso y con toda la información, podrá decidir acerca de ese pensamiento.

  1. ¿Qué pasaría si…?

Este es un ejercicio muy simple, especialmente útil para modificar el catastrofismo propio de algunos trastornos de ansiedad. Busca confrontar a la persona con lo irreal o exagerado de su creencia, para ayudarle así a reducir la angustia y poder manejarla. Al cuestionar “¿qué es lo peor que puede suceder?”, “y, ¿qué pasaría si esto ocurre?” puede que la persona tome conciencia de que incluso ese escenario sería asumible y que su temor y nerviosismo están siendo irracionales.

Los efectos de estas técnicas son más efectivos si están englobados dentro de  un procedimiento terapéutico estructurado y guiado por profesionales. Sin embargo, todos ponemos ponerlas en práctica en nuestro día a día.

Cuestionar lo que pensamos, por qué lo hacemos y qué implicaciones tiene esto es nuestra vida es un ejercicio muy saludable. Nos ayuda a flexibilizar el pensamiento e incluso a romper con tendencias y distorsiones negativas. Por esto, no dudes en practicarlo.

 

Bibliografía consultada

  • Bados López, A., y García Grau, E. (2010). La Técnica de la reestructuración cognitiva. Universidad de Barcelona, España.
  • Caballo, V. E. (Ed.). (2008). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos (Vol. 2). Siglo Veintiuno de España.

La gestión de la ansiedad en perspectiva

La ansiedad, como ya hemos hablado a lo largo de estos meses, es una emoción que puede ser adaptativa, y también desadaptativa, dependiendo de su intensidad, frecuencia y duración, así como dependiendo del impacto y utilidad que este teniendo en nuestras vidas. También hemos comentado que la ansiedad se manifiesta en tres sistemas de respuesta, la cognitiva, la fisiológica y la conductual.

A continuación te hago un repaso, a través de una visión global, de un afrontamiento de la ansiedad efectivo.

La primera herramienta para gestionar la ansiedad es conocerla, por eso hemos estado hablando tanto de la ansiedad estos meses, para que podáis conocerla en profundidad.

Una vez conoces qué es la ansiedad, es importante que la identifiques en tu cuerpo, para lo que también te hemos compartido ejercicios.

Para estos síntomas fisiológicos puedes aplicar estrategias de relajación y así poder calmar las reacciones desagradables de la ansiedad. A nivel fisiológico también ayuda el deporte, y la alimentación, de lo que te hablaremos en artículos más adelante.

Una vez identificada a nivel de “síntoma” es importante que entiendas de dónde viene, cuáles son sus antecedentes, qué te la genera. En este punto existen dos vías de trabajo:

  • Una más superficial, en el que trabajamos con los pensamientos, realizando lo que se llama la reestructuración cognitiva, trabajando con afirmaciones positivas…etc.
  • Una más profunda, en la que trabajamos con el origen de la ansiedad, asentando bases de confianza con uno mismo, de autoestima, y de seguridad.

Este sería el patrón general, aunque dependiendo del tipo de ansiedad, y de la extensión del problema existen particularidades aplicadas a cada contexto.

Es importante entender que para gestionar la ansiedad es necesario un afrontamiento global ya que a menudo nos quedamos solo con una parte, y sentimos que seguimos sin “poder con ello” o incluso a nivel de tratamiento que “no me funciona”.

¿Te ayuda esta visión general?

¿Has intentado alguna parte? ¿Te ha servido?

Sofia Rademaker

Una pregunta importante para combatir tu ansiedad

  • ¿Soy fiel a mi haciendo esto?
  • La ansiedad es una alarma avisando de que te obligas a cosas que no deseas realmente empujado por el miedo
  • Por ello, uno de los principales antídotos para la ansiedad es ser fiel a lo que necesitamos.

La ansiedad muchas veces es el aviso de tu cuerpo de que estas tratándote mal, de que por miedo no estás siendo congruente con lo que verdaderamente necesitas. Esa es la alarma que avisa de que realmente no estás siendo tú y te estás obligando a estar en situaciones que realmente no quieres. El miedo a la opinión de otras personas, o el riesgo que conlleva ser congruente con uno mismo, hace que a veces tomemos decisiones que se alejan enormemente de lo que verdaderamente queremos y necesitamos. El problema es que por evitar esa incomodidad a corto plazo, a largo plazo el cuerpo no se siente satisfecho y te avisa en forma de ansiedad de que te estás traicionando.

Lo que tú necesites, no tiene porqué cuadrar a otras personas estando de acuerdo, pero hay una verdad indiscutible, el hecho de que lo vives así y te encaja. Cuando actúas de esa manera siendo fiel a ti, puede que traiga consecuencias complicadas porque quizás no todo el mundo lo entienda, pero te sientes bien y la ansiedad desaparece.

Por eso, es importante que cada uno se haga la pregunta: ¿Qué es lo que necesito en esta situación? Sin esa pregunta es imposible que seamos fieles a nosotros.

Cuando nos ignoramos y no somos congruentes con lo que necesitamos, llevando una vida alejada de lo que queremos, surge la ansiedad. Por miedo dejamos de hacer cosas que queremos y que nos harían felices. Ese miedo nos paraliza y acaba provocando que llevemos una vida alejada de lo que necesitamos y lo que realmente nos gustaría. Por ello, en muchas ocasiones, el mayor antídoto para la ansiedad, es tomar decisiones, actuar, pero no de cualquier manera, sino desde la congruencia interna de cada uno. Tomar esas decisiones que duelen, pues tienen consecuencias complicadas, o que dan tanto miedo porque tocan justo en la inseguridad de cada uno, es el punto clave para sentir la tranquilidad de haber sido fiel a uno mismo.

¿Soy fiel a mi haciendo esto? Esa es la brújula por la que deberíamos guiarnos siempre.

 

Preguntas:

¿Qué es lo que me aleja de ser fiel a mi mismo?

¿En qué situaciones me cuesta más ser fiel a lo que necesito?

¿Del 0 al 10 cómo de fiel suelo ser a lo que necesito?