Consumismo, positividad tóxica-necesidad de satisfacción constante

Consumismo, positividad tóxica y necesidad de satisfacción constante

Por: Anet Diner

El consumismo y la búsqueda de la satisfacción constante son fenómenos que han tomado un papel central en la sociedad moderna. La publicidad y las redes sociales nos bombardean con mensajes sobre cómo la compra de ciertos productos y la obtención de ciertos estándares de vida nos harán más felices. Sin embargo, esto puede ser perjudicial para nuestro bienestar y llevarnos a una espiral de insatisfacción y ansiedad.

La búsqueda de la satisfacción constante y el consumismo están estrechamente ligados. Creemos que adquirir cosas nuevas y caras nos hará más felices, pero en realidad esto es temporal y nos lleva a una insatisfacción continua. La felicidad que sentimos después de una compra dura poco y pronto buscamos la próxima adquisición que nos haga sentir bien.

Si a esto le sumamos la presión social para ser siempre positivos y alegres puede ser perjudicial y crear una «positividad tóxica». Nos sentimos obligados a ocultar nuestros sentimientos negativos y aparentar una vida perfecta, lo que puede ser agotador y llevarnos a una sensación de aislamiento y soledad.

Como vivimos en sociedad no podemos evitar vernos influidos por lo que nos rodea y que esto nos afecte, puede ser la guerra en Ucrania o la pandemia. Construir una burbuja de positivismo y llenarla de capsulas de felicidad artificiales en su mayoría y además agregar objetos de satisfacción que nos hagan olvidar todo lo malo que hay fuera es lo que potencializa el consumo y nos está llevando cada vez más a ser una sociedad consumista y superficial. Y a nivel personal a sentirnos más solos, vacíos e insatisfechos.

Muchas de los trastornos mentales que afectan a nuestra sociedad, por ejemplo el TDAH o la depresión, pueden en muchos casos encontrar su origen en  patologías sociales propias de estos tiempos, y de esta sociedad  tan acelerada y obsesionada por el consumo compulsivo.

Sufrimos una sobredosis del “tú puedes” y del “todo es posible” y si a esto le sumas que los objetos están fácilmente accesibles a casi todo el mundo y con un supuesto mínimo esfuerzo (aunque signifique el sueldo de un mes) podemos presumir de nuestra banal compra en redes sociales. Aunque esto implique que se nos exija una sobreproducción y un súperrendimiento y que lo que tenemos a penas lo disfrutemos o nos haga sentir bien por un lapso muy corto de tiempo.

La verdadera felicidad no viene de la adquisición constante de cosas, sino de la gratificación que obtenemos de las relaciones humanas y las experiencias que compartimos con las personas que amamos. También es importante aceptar y expresar nuestros sentimientos negativos y no sentirnos presionados a ser siempre positivos.

En lugar de caer en el ciclo de insatisfacción constante y positividad tóxica, debemos aprender a valorar lo que tenemos y disfrutar de la vida sin depender de las cosas materiales. Esto nos llevará a una vida más plena y satisfactoria.

En conclusión, el consumismo y la búsqueda de la satisfacción constante pueden tener efectos negativos en nuestro bienestar. Debemos ser conscientes de estos fenómenos y buscar la felicidad a través de las relaciones humanas y las experiencias en lugar de depender de las cosas materiales.