Aprovechando que el 13 de enero fue el Día Mundial de la Lucha Contra la Depresión me gustaría que pensaras por qué crees que existe un día mundial de lucha contra esta enfermedad mental. ¿Se te ocurre? Se trata de un día para visibilizar este trastorno mental tan silenciado, pero que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo y se cobra la vida de 800.000 personas cada año, según la OMS (2020).

En esta línea, hacer esfuerzos por aclarar qué es y qué no es la depresión puede parecer algo básico, pero me pregunto cuántas veces, al igual que yo, habrás escuchado a unx amigx, familiar o conocidx deciros “estoy depre”. Y ojo, que es posible que en algún caso esa persona realmente tenga depresión, pero por lo general esta frase se usa como una expresión que se ha popularizado para hablar de un estado de ánimo bajo o la vivencia de emociones desagradables, muchas veces relacionadas con la tristeza o el abatimiento. No obstante, aunque esos sean rasgos característicos, la depresión es mucho más que eso.

En Psicología y Psiquiatría existe un manual de diagnóstico denominado DSM 5 que recoge todos los trastornos mentales reconocidos por la APA (American Psychiatric Association), y es en el que nos basamos para diagnosticar este y otros trastornos. Por tanto, es aquel que nos permite determinar si una persona presenta un trastorno depresivo o simplemente acusa la presencia de síntomas depresivos. Para poder aclarar qué es y qué no es este trastorno presentamos a continuación los requisitos para poder diagnosticar un trastorno de depresión mayor a partir del citado manual:

  1. Cinco o más de los siguientes síntomas presentes durante mínimo 2 semanas (con frecuencia casi diaria y durante todo el día) que representan un cambio en el funcionamiento previo. Al menos uno de los síntomas es estado de ánimo deprimido o pérdida de interés/placer.
  2. Estado de ánimo deprimido
  3. Disminución del interés/placer por todas/casi todas las actividades
  4. Pérdida importante de peso sin dieta o aumento de peso o disminución frecuente del apetito
  5. Insomnio o hipersomnia
  6. Agitación o retraso psicomotor
  7. Fatiga o pérdida de energía
  8. Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada
  9. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse o tomar decisiones
  10. Pensamientos de muerte recurrentes, ideas suicidas recurrentes (con o sin plan), intento de suicidio
  11. Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en las esferas social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento
  12. El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra afección médica
  13. Este episodio no se explica mejor por otros trastornos
  14. Nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaníaco (lo que lo convertiría en un trastorno bipolar)

Es decir, para poder diagnosticar un episodio depresivo es necesario que se cumplan los siguientes criterios:

  • Una serie de mínimo 5 síntomas concretos en un periodo de tiempo determinado que provocan cambios en el funcionamiento “normal” de las personas
  • Presencia de malestar significativo y deterioro notable en una o varias esferas de funcionamiento
  • El padecimiento no encuentra su causa en el consumo de sustancias o en otras enfermedades
  • El episodio no encuentra causa en otros trastornos mentales
  • Hay ausencia de actividad maníaca

Esto nos lleva a la conclusión de que todo aquello que no cumpla con estos cinco criterios no se considerará un episodio depresivo mayor. Ahora bien, cuando se cumplen bastantes de los criterios mencionados, a excepción de alguno del primer punto (es decir: tener menos de 5 síntomas nombrados), estaríamos hablando de una depresión subclínica. A efectos del tratamiento, sería considerada igual que un episodio depresivo mayor, dado que el sufrimiento que presenta la persona y la afectación de las áreas de su vida es la misma que la que ha sido descrita.

Por lo tanto, volviendo al punto en el que hablábamos de la expresión “estoy depre”, me gustaría reivindicar con este artículo la necesidad de expresar con propiedad aquello que nos ocurre ajustándolo a la experiencia real de lo que vivimos con un doble objetivo: por un lado, evitar patologizar en demasía lo que nos ocurre si no tiene cierta gravedad; por otro lado, reconocer la gravedad y el sufrimiento que conlleva sufrir un trastorno depresivo mayor o cualquier otro trastorno recogido bajo el paraguas de la depresión, y así darle visibilidad a la experiencia de las personas que lo padecen.

Espero que este artículo te haya ayudado a tener una idea más clara de lo que es y lo que no es la depresión. A continuación, te dejo algunas preguntas para que puedas compartir con nosotros tus puntos de vista:

¿Tú también has escuchado con frecuencia la expresión “estoy depre”?

¿Sabías lo que era la depresión?

¿Te ha ayudado a darte cuenta de algo esta reflexión?

 

Elena Rodríguez-Ventosa Herrera