La responsabilidad afectiva, de la cual se habla tanto al día de hoy, es un concepto clave en las relaciones interpersonales; se refiere a la capacidad de cada individuo para reconocer, asumir y gestionar sus propias emociones, así como también entender y respetar las emociones de los demás. Es un aspecto fundamental para establecer relaciones saludables y equilibradas. Sin embargo, cuando se combina con el gaslighting, puede resultar en consecuencias perjudiciales para la persona afectada.
¿Qué es el gaslighting?
El gaslighting es una forma de manipulación emocional en la que una persona busca desestabilizar a otra haciéndole dudar de su propia percepción de la realidad. Este tipo de conducta se encuentra presente con frecuencia en personas con tendencia a la manipulación o al abuso, cuyo objetivo se orienta a tomar el control y debilitar al otro. El término proviene de la obra de teatro y película «Gaslight», en la cual el personaje principal manipula las luces de la casa para hacer que su esposa crea que está enloqueciendo.
Cómo identificar el gaslighting.
Identificar el gaslighting no siempre es fácil, ya que puede resultar bastante sutil. Sin embargo, existen ciertas señales que pueden ayudar a identificar esta forma de abuso emocional:
- Minimización y negación: Quien lo ejecuta minimiza o niega sentimientos y percepciones de la otra persona. Puede decir cosas como «Estás exagerando» o «Eso nunca sucedió, estás inventando cosas».
- Cambios constantes en la realidad: Se distorsiona la realidad y se cambia constantemente los hechos para confundir a la otra persona. Puede contradecir lo que dijo anteriormente o negar haber dicho algo en absoluto.
- Desvalorización: El manipulador desvaloriza los logros, opiniones y sentimientos de la otra persona, haciéndola sentir inferior, o sin importancia. Puede decir cosas como «eso no es importante», “lo has hecho mejor en otro momento”, “no me parece gran cosa” o «me parece ridícula esa opinión».
- Aislamiento social: Intenta alejar a la otra persona de sus amigos y familiares, buscando tener un mayor control sobre ella. Puede desacreditar a las personas cercanas a la víctima y hacer que esta se sienta dependiente únicamente de él.
- Culpar a la víctima: El manipulador generalmente encuentra una manera de culpar a la víctima por los problemas o aquello que sale mal en la relación. Puede llegar a decir cosas como «si no fueras tan sensible, esto no estaría pasando».
Es importante tener en cuenta que el gaslighting puede ocurrir en diferentes tipos de relaciones, ya sea en parejas románticas, amistades, entornos laborales o incluso en relaciones familiares. Sus efectos pueden ser dañinos para la salud mental y emocional de la persona afectada, ya que tiende a dudar de sí misma y a sentirse confundida y sin apoyo.
La relación entre la responsabilidad afectiva y el gaslighting es compleja. Por un lado, tener una responsabilidad afectiva sólida puede ayudar a reconocer y poner límites a las manipulaciones emocionales. Por otro lado, el gaslighting puede erosionar la responsabilidad afectiva de la persona afectada. Al socavar su confianza en sí misma y en su percepción de la realidad, la víctima puede llegar a dudar de sus propias emociones y necesidades legítimas.
Según la Dra. Lesile Becker-Phelps, psicóloga clínica, la baja responsabilidad afectiva puede ser el resultado de una historia de abuso o negligencia, así como también de la falta de educación emocional en la infancia (Becker-Phelps, 2020). Aquellos que poseen una baja responsabilidad afectiva pueden verse inclinados a utilizar tácticas de gaslighting como forma de retener el control en una relación.
Es fundamental poner fin al gaslighting y buscar ayuda si se identifican estos comportamientos en una relación. Hablar con un terapeuta o buscar apoyo en grupo puede ser de gran ayuda para recuperar la confianza en uno mismo y establecer límites saludables.