Hábitos emocionales que generan ansiedad
La ansiedad, a diferencia del miedo por ejemplo, es una emoción secundaria. Las diferencias entre las emociones primarias y secundarias son varias. Mientras que las primarias son universales, innatas, puntuales en el tiempo y reconocibles a primera vista, las secundarias se adquieren evolutivamente más tarde, surgen a partir de las primarias y son más duraderas.
Existen ciertos hábitos emocionales y conductuales que se desarrollan a una edad temprana y se mantienen a lo largo de la vida y que desencadenan estos estados emocionales secundarios.
En el caso de la ansiedad, algunas de estas tendencias a ser, estar y actuar en el mundo son la necesidad de quedar siempre bien ante otro, la necesidad de tener constantemente el control, necesidad de hacerse cargo de todo y la necesidad de preocuparse por todo.
- Necesidad de quedar bien o falta de límites. Como animales gregarios que somos evitamos a toda costa el rechazo. Esto es lógico siempre que no sea desmesurado y vaya en detrimento de mis propios valores, intereses, objetivos y necesidades. En muchas ocasiones para quedar bien con los demás, no ponemos límites a nuestro entorno y esto nos lleva a hacer cosas que realmente no queremos. Como el lector se podrá imaginar, vivir en contra de mis valores y mis necesidades significa fallarse y/o forzarse a uno mismo y puede suponer una fuente de ansiedad diaria. ¿Qué pasaría si empiezo a poner más límites para cuidarme?
- Necesidad de tener siempre el control. Relacionarse de forma saludable con la incertidumbre no es tarea fácil, sin embargo, resulta indispensable para superar la ansiedad crónica. No nos gusta, porque lo incierto, puede implicar amenazas o variables que no contemplo, y esto, evolutivamente me conecta con tener que estar alerta para protegerme. Sin embargo, la incertidumbre es inherente a la vida, contamos con demasiadas pocas certezas y, además, hoy en día, las amenazas del S.XXI y de la sociedad occidental suelen estar muy lejos de cuestionar mi supervivencia. ¿Qué es lo peor que puede pasar si empiezo a soltar un poco el control y relacionarme con la vida desde la curiosidad y confianza en lugar de desde el miedo?
- Necesidad de hacerse cargo de todo. ¿Es esto acaso posible? ¿puedo ser omnipresente? Muchas veces, por miedo a cometer un error, a fallar, a que no salgan las cosas “perfectas” -como si eso existiera-, me responsabilizo de asuntos que no me corresponden. La sensación de no llegar a todo entonces me invade, generándome ansiedad para cumplir con lo que no me corresponde. ¿Te sentirías mejor, más a gusto, satisfecho, competente, eficaz si solo te ocuparas de lo que está bajo tu control?
- Necesidad de preocuparse por todo. La palabra “preocupar” viene del latín preocupare y significa “ocupar el pensamiento en algo”. Es habitual encontrarse personas que padecen ansiedad que se “pre” – “ocupan”; se “ocupan” mentalmente de cosas que todavía no han sucedido y posiblemente nunca lo hagan. Se trataría de una estrategia de afrontamiento, que lejos de ser eficaz y funcional, me mantiene en vilo -con ansiedad- y alejado de afrontar realmente el problema hallando una solución. ¿Y si en lugar de preocuparte, te focalizas en lo que sí puedes hacer -aunque sea un primer paso- aquí y ahora?
¿Cumples alguno de estos hábitos? ¿Sabes de dónde vienen? ¿Te gustaría despedirte de ellos para sufrir menos ansiedad?
Aitana Navia López