Influencia del hiperpositivismo en las personalidades perfeccionistas

Influencia del hiperpositivismo en las personalidades perfeccionistas

Influencia del hiperpositivismo en las personalidades perfeccionistas Vivimos en una época en la cual nos han enseñado a expresar todas aquellas emociones agradables, a compartir nuestra alegría, nuestros éxitos, nuestros logros y todas las cosas buenas que nos suceden. El llevar al extremo todas estas emociones positivas, se conoce como hiperpositivismo, logrando ocultar nuestros verdaderos sentimientos y todo aquello que no vaya acorde a estas emociones. Es decir, si un día nos sentimos tristes y frustrados ante una situación que vivimos o simplemente las cosas no salen como las planeamos, la sociedad de cierta forma nos dice que escondamos estas emociones, nos las traguemos, sonriamos y respondamos la típica pregunta de “¿cómo estás?” O “¿Cómo va todo?” con un: “súper bien”, cuando en algunas ocasiones nos gustaría expresar lo contrario. ¿Realmente nos va súper bien o eso es lo que queremos transmitir hacia afuera? Ya que en nuestro interior se encuentra constantemente el típico discurso de: “todo está bien”, “todo está bajo control”, sobre todo en personalidades perfeccionistas. Este tipo de personalidad tiende a buscar la perfección en todo lo que hace, mejorándolo indefinidamente sin lograr quedar satisfecho y darlo por terminado. El perfeccionista siempre está buscando el “ideal” o la “perfección” y al no poder alcanzarla en muchas ocasiones puede equivaler a un fracaso personal. Combinar el hiperpositivismo con este tipo de personalidades, puede influir tanto de manera favorable como desfavorable. Como lo mencione anteriormente, las personalidades perfeccionistas van a auto exigirse un mundo donde no se muestren los errores, ni fracasos. Al contrario, se exigirán un mundo “color de rosas” donde se muestren solo las cosas positivas, sonrisas y la frase de “todo está super bien” con el fin de conseguir aprobación de los demás, creando un círculo vicioso en el que se exigirán cada vez más y más para mostrar que todo está bajo control. Esto puede llegar a causar una gran frustración, ansiedad o depresión. Este tipo de personalidad no va a dejar entrar ninguna emoción que lo permita ver “débil” con la cual pueda equivocarse y ser corregido, no va a mostrarse en un lugar inseguro donde aparezcan emociones que lo sacan de su zona de confort, ya que probablemente serán desconocidas y sentirá que perderá el control de la situación. Buscará aferrarse a los demás, a este hiperpositivismo, a esta perfección inexistente, que, por lo contrario, suele ser muy desgastante y agotadora llevándolo al extremo y a lo caótico. Al aferrarse a esto, lo único que se tendrá como resultado es lo contrario, la negatividad. Es importante no llegar a este extremo y tener un balance, ya que todo en exceso es malo. Sería raro que una persona solo tenga emociones agradables, que siempre tenga una sonrisa en la cara y que este continuamente repitiendo la frase “todo está súper bien”, cuando sabemos que el mundo no funciona así. Sabemos que existen emociones desagradables que son necesarias para todos y que no tiene nada de malo mostrarlas ante los demás, que se vale sentir aquello que nos causa disgustó, tristeza o frustración, que el equivocarse duele pero que lleva a un aprendizaje mayor. El entender que “está bien no estar bien” es una de varias maneras en las que una personalidad perfeccionista empieza a soltar y aceptar, y por lo tanto ser más flexible con su manera de ver todo positivo o negativo.

Karla Orozco González