La difusión de responsabilidad

La reunión de un grupo de individuos relativamente grande en un lugar determinado produce ciertos cambios en estas personas, que afectan en multitud de aspectos. Entre ellos, en la manera en que perciben y describen la situación, al grupo y a sí mismos, lo que genera por tanto una modificación de su conducta. Esto sucede debido a la intervención de los procesos de influencia social, que afectan a nivel cognitivo y comportamental.

Algunos procesos de influencia social que aparecen en la multitud son el sentido de legitimidad, ilusión de unanimidad, anonimato, solidaridad y poder, difusión de responsabilidad, facilitación social, inmediatez y normalización (Javaloy, 2003).

Los procesos de anonimato, inmediatez y difusión de responsabilidad son los tres factores esenciales que actúan sobre la identidad, reflejando una disminución de autoconciencia y autocontrol.

La responsabilidad es un concepto polisémico y ambivalente. Hans Jonas la define como “el cuidado, reconocido como deber, por otro ser, cuidado que, dada la amenaza de su vulnerabilidad, se convierte en “preocupación” (Jonas, 2008, p. 357).

Etimológicamente se refiere a una respuesta o a la exigencia a los demás y a uno mismo ante una interpelación. También es entendido como una obligación de dar cuenta de las razones de una acción determinada y de su repercusión en el mundo. Es por tanto un concepto social.

La difusión de responsabilidad es un fenómeno que se lleva a cabo ante situaciones de emergencia presenciadas por diversos espectadores en las que se requiere cierta ayuda.

Darley y Latané (1968) también lo denominaron efecto espectador, ya que las personas involucradas en la situación sienten menos presión a actuar, a tomar una decisión rápida y a prestar ayuda debido a la creencia de que otro espectador lo hará por ellos. Estos autores concluyeron cinco pasos que influyen en el modelo de decisión que toma la persona y que da lugar a la posibilidad o no de intervención.

Los cinco pasos requieren que la persona identifique la situación y que en esta observe una emergencia, que se siente responsable y capaz de ofrecer y prestar su ayuda y que sea capaz de tomar la decisión haciendo balance de los costes que conlleva hacerlo. Por lo tanto, el descenso en la presión por actuar conlleva a la creencia de que otra persona hará algo al respecto y, por tanto, a un descenso en la culpabilidad al no tomar la decisión de actuar.

 

Para reflexionar:

¿Cómo crees que influye en tu vida personal este concepto? ¿Te lo habías planteado anteriormente? ¿Consideras que es sencillo cambiarlo?

Beatriz Sevilla López

 

 

Referencias bibliográficas:

Barreto, I., & Borja, H. (2007). Violencia política: algunas consideraciones desde la

psicología social. Diversitas, 3(1), 109-119. https://doi.org/10.15332/s1794-

9998.2007.0001.07

Crespo, E. y Freire, J.C. (2014). La atribución de responsabilidad: de la cognición al

sujeto. Psicologia & Sociedade, 26(2), 271-279.

https://www.scielo.br/j/psoc/a/fVkk7NhTGgG4kGkK3WPbz4c/?lang=es&format=pdf

Darley, J. M. y Latane, B. (1968). Bystander intervention in emergencies: Diffusion of

responsibility. Journal of Personality and Social Psychology, 8(4), 377-383.

https://doi.org/10.1037/h0025589

Javaloy, F. (2003). Comportamiento colectivo y movimientos sociales: un reto para la

Psicología Social. Revista de Psicología Social, 18, 163 – 206