LA IMPORTANCIA DE LA PSICOLOGÍA EN EL DOLOR CRÓNICO
¿Puede la Psicología abarcar campos más allá del sufrimiento psicológico? Hoy vamos a hablar de su papel en tratamiento del dolor crónico. El dolor crónico a día de hoy es un problema de salud muy relevante para la sociedad actual y genera un impacto negativo en las personas que lo experimentan y en su entorno. En Europa se estima que en los próximos años pude llegar a afectar al 19% de la población (H. Breivik, B. Collett, V. Ventafriddo, 2006).
El dolor, en parte, es una experiencia emocional y es importante ver que en su manejo participan procesos de aprendizaje neurobiológicos, psicológicos y cambios sociales que van adquiriendo mayor importancia en la medida que el dolor se mantiene en el tiempo. A pesar de esto, a menudo el dolor es tratado como una experiencia puramente sensorial y la única solución que se aborda es desde la medicación que busca el alivio sintomático.
Sin embargo, al persistir el dolor, los pacientes comienzan a estar más expuestos a la acción de factores psicológicos (ansiedad, miedo al dolor, depresión) y sociales (conflictos familiares, pérdida de roles, riesgo laboral). Dichos factores, aunque ajenos a la enfermedad, influyen negativamente en el curso de ésta.
La experiencia de dolor en muchas ocasiones está asociada al miedo y a la ansiedad, las cuales contribuyen al dolor. El miedo a un estímulo externo puede incluso inhibir el dolor, a través de la activación de opioides endógenos. Sin embargo, repetidas experiencias de miedo generan ansiedad, lo que siempre aumenta el dolor y hace que esta emoción primaria deje de ser adaptativa.
La presencia de depresión en una condición de dolor persistente se asocia con mayor intensidad del dolor y constituye un potente factor de riesgo de incapacidad (S.J. Linton, 2000)
Se estima que un 52% de los pacientes con dolor persistente cumplen con el criterio de diagnóstico para depresión (M.J. Bair, R. Robinson, W. Katon, K. Kroenke 2003). A su vez la depresión previa a la enfermedad estaría asociada a peores resultados en la rehabilitación del paciente.
El papel de la psicología ante el dolor crónico resulta fundamental, la persona debe incorporar en su propio autoconcepto la nueva incapacidad de controlar el dolor y las limitaciones que tiene y pese a ello encontrar un sentido a su vida. La terapia de aceptación y compromiso proporciona una visión más amplia del mundo en la que cabe la inevitabilidad del dolor y que aun así se pueda vivir con cierta calidad de vida.
Otra de las cosas que se trabajan en este tipo de terapias es la diferenciación entre dolor y sufrimiento, la cual resulta muy necesaria. El dolor puede generar una reacción afectiva que incrementa el sufrimiento asociado a él, generando una serie de sentimientos difíciles de soportar que se mezclan y se hacen indistinguibles del propio dolor. Por ejemplo, si el dolor nos lleva a empeorar nuestra relación con nuestros seres queridos, o a no poder realizar nuestras actividades favoritas o a no poder trabajar, o simplemente a estar peor físicamente por no poder dormir; el sufrimiento que está asociado es mucho mayor que el que corresponde solamente al daño físico que lo genera inicialmente. Por eso, como el sufrimiento es una reacción afectiva producida por un estado emocional, la reacción emocional asociada al sufrimiento puede llegar a ser mucho más intensa e insoportable que un fuerte dolor físico.
Hoy día la terapia psicológica tiene suficientes herramientas para poder enfrentarse con éxito a esos problemas con técnicas que han mostrado su eficacia de forma científica. Por citar algunas:
La relajación y el biofeedback nos enseñan a dejar tensiones que resultan dañinas para nuestro cuerpo.
Distraerse del dolor es un consejo muy a mano; pero realizarlo no es nada fácil y puede ser necesario un entrenamiento profundo que requiere técnicas especiales.
Las técnicas cognitivas como la reestructuración, la terapia racional emotiva, etc. nos ayudan a enfrentarnos con nuestros pensamientos y sentimientos de forma racional, lo que supone un alivio de ese sufrimiento.
Las técnicas de asertividad y el entrenamiento en habilidades sociales permiten enfrentar los cambios sociales derivados de las nuevas limitaciones asociadas al dolor crónico.
Esperamos que con este artículo te hayamos transmitido la importancia del papel de la psicología en el tratamiento del dolor en concreto y en general en otros aspectos relacionados con la salud.
¿Crees que podría servir alguna técnica como el Mindfulness para aliviar el dolor crónico?
En algún momento de dolor físico ¿Has podido identificar que lo que más te hacía sufrir eran las consecuencias no físicas del dolor más que el dolor en sí?