Llegar a emociones más nucleares

A menudo los principales síntomas de la depresión son los caracterizados por una profunda sensación de tristeza. Sin embargo, los sentimientos y sensaciones que suelen ser más reconocibles para las personas que lo sufren, son la desesperanza, la apatía, desmotivación, hastío o un profundo cansancio. Estas sensaciones, si bien son muy importantes, pues es lo que más suele sentir la persona y generalmente es su principal queja, existen otras emociones más profundas que son subyacen siendo vitales.

Generalmente en la depresión existe una voz profundamente crítica y dura con uno mismo, por ejemplo “soy malo y nadie me va a querer”. Esa crítica genera sentimientos de vergüenza, de inseguridad o de tristeza principalmente. Conectar con esas emociones subyacentes resulta fundamental para salir del bucle de la desesperanza o del hastío. Ser consciente de la manera en la que nos criticamos, llegando a provocar  esas emociones más profundas y que son muy dolorosas, resulta vital en el proceso de sanar. En primer lugar porque al darnos cuenta aumenta nuestra sensación de control sobre lo que nos sucede, en gran medida porque ya no percibimos la depresión como algo externo que ha venido a invadir nuestra vida y nuestro cuerpo, sino porque al caer en la cuenta de qué cosas nos criticamos siendo terriblemente duros con nosotros, nos posibilita caer en la cuenta de que tenemos algo que ver en todo ese malestar que estamos sintiendo. Desde esa sensación de mayor agencia y responsabilidad, resulta más sencillo que podamos hacer algo con lo que nos sucede.

Además, en segundo lugar, hay que tener en cuenta que el organismo y el ser humano tiene una tendencia natural al crecimiento y al bienestar. Se trata de una tendencia natural y común en todos nosotros. Conectar con esas emociones subyacentes y que son tan dolorosas y con la crítica feroz con la que nos tratamos, permite que podamos conectar con emociones más saludables y que resultan protectoras. Principalmente surgen dos emociones aquí, como el enfado o la autocompasión. Las vías para desarrollar una depresión son múltiples, pero en muchas ocasiones la depresión tiene que ver también con haber reprimido el enfado durante mucho tiempo. El enfado se trata de una emociones energizantes, eso significa que nos da una sensación de energía en nuestro interior, de empoderamiento de lo que nos sucede, necesitando posicionarnos de una manera activa ante el malestar poniendo algún límite. Ese enfado a veces puede ser hacia nuestra propia voz crítica, sintiendo que no necesitamos más de eso en este momento y que ya está bien de recibir siempre tantos ataques, que en el fondo no nos merecemos un trato tan desproporcionado. De esa manera el enfado ahí mitiga la actuación de esa parte crítica de cada uno y permite poner distancia gracias a haber puesto límites.

Al mismo tiempo, la autocompasión resulta ser fundamental para tratarnos con más cariño, para una vez comprendido nuestra historia vital, por qué nos criticamos de esa manera y por qué sentimos esa profunda tristeza y malestar, darnos el abrazo a nosotros mismo que le daríamos a la persona que mas queremos en el mundo y cuidarnos. Esa compasión hacia nosotros, automáticamente sirve también como antídoto hacia esa profunda crítica que está tan presente en el desarrollo de la depresión.

Realizar este camino es algo posible y se realiza constantemente en clínicas de psicología, pero no resulta algo sencillo y menos aún de hacer uno mismo, de ahí la importancia de acudir a un especialista. Ese ya es el primer camino para cuidarte.

Alejandro Almandoz

Referencias:

Greenberg, L. S., Watson, J. C., & Goldman, R. (1998). Process-experiential therapy of depression.

Watson, J. C., Goldman, R. N., & Greenberg, L. S. (2007). Case studies in emotion-focused treatment of depression: A comparison of good and poor outcome. American Psychological Association.