El burnout es un problema creciente en el ámbito laboral actual, donde la cultura de la hiperproductividad o «hustle culture» nos impulsa a estar constantemente ocupados, sacrificando el tiempo personal y el descanso. Esta mentalidad, promovida en redes sociales y reforzada en entornos laborales, valora el esfuerzo incansable como símbolo de éxito, y muchas personas sienten que deben trabajar más allá de sus límites. Así, ignorar las señales de cansancio y agotamiento emocional se vuelve habitual, lo que eventualmente lleva al burnout: un estado de desgaste emocional, físico y mental que afecta tanto la productividad como la salud general de quienes lo padecen (Zahran et al., 2024).
En este contexto, el descanso emerge como una necesidad crucial y no me refiero solo a dormir bien por la noche, sino a desconectar, encontrar un tiempo en el que nuestra mente y cuerpo puedan recuperarse y aliviarse del estrés acumulado. El sueño, por supuesto, es clave; durante esas horas nuestro cerebro y cuerpo se reparan. Pero el descanso va más allá: tiene que ver con escuchar a nuestro propio cuerpo y nuestra mente, y reconocer cuándo estamos saturados (López-Elizalde, 2004).
Parece algo básico, pero en realidad nos cuesta mucho hacer una pausa. Te propongo un ejercicio que puedes hacer durante tu jornada laboral como en cualquier momento del día. Te invito a parar, a hacer micro descansos conscientes a lo largo de tu día, respirar profundamente y atender a tu cuerpo. Te dejo algunas preguntas que te permitirán observarte con más atención:
- ¿Cómo me siento en este momento?
- ¿Tengo alguna incomodidad física o signo de cansancio?
- ¿Qué emoción predomina en mí ahora?
- ¿Qué necesito para sentirme un poco mejor?
- ¿Hay algo que me preocupe y necesito soltar?
- ¿Qué puedo hacer por mi hoy para darme un respiro?
Escuchar al cuerpo y aprender a identificar las señales de cansancio y sobrecarga emocional es el primer paso para tomar medidas proactivas contra el burnout (Selič-Zupančič, 2023). Estas pequeñas pausas nos ayudan a reconectar, a bajar el ritmo y a cuidar de nuestra salud.
Por otro lado, el descanso, además de hacer pequeñas pausas y atender a las señales que nos envía el cuerpo, implica mantener un buen hábito de sueño, establecer límites con el trabajo y el tiempo personal y desconectar de la tecnología tan presente en la actualidad. Sin descanso, no funcionamos bien, se relaciona con una disminución en la productividad, la creatividad y funciones cognitivas como la atención y la memoria, aspectos necesarios en el día a día laboral (López-Elizalde, 2004).
Por lo tanto, en una cultura que valora la hiperproductividad por encima del bienestar, el descanso se convierte en un acto de rebeldía, pero también de supervivencia. Escuchar nuestro cuerpo y nuestra mente, y darnos permiso para desconectar y descansar, no es solo necesario para evitar el burnout, sino para vivir de manera más plena. El descanso consciente, lejos de ser un lujo, es la piedra angular de una vida equilibrada. Y a vosotros ¿qué tan fácil o difícil os resulta desconectar del trabajo?, ¿qué tanto espacio le dais al descanso? y, ¿qué os impulsa a seguir trabajando incluso cuando os sentís cansados?
Irene Mondéjar
Bibliografía:
- López-Elizalde, C. (2004). Síndrome de burnout. Revista Mexicana de Anestesiología, 27(1), 131-133. https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=13668
- Selič-Zupančič, P., Klemenc- Ketiš, Z., & Onuk Tement, S. (2023). The Impacto f Psychological Interventions with Elements of Mindfulness on Burout and Well-Being in Healthcare Professionals: A Systematic Review. Journal of Multidisciplinary Healthcare, 16, 1821-1831. https://doi.org/10.2147/JMDH.S398552
- Zahran Assariy, M., Imaniar Hersari, N., Sitorus, N. A., Arifin, S., & Faisal, F. (2024). Literature review: The influence of hustle culture on mental health. AIP Conference Proceedings, 3048(1), 1-4. https://doi.org/10.1063/5.0201952
Terapeuta Gestalt especializada en un modelo integral de intervención para el tratamiento de la ansiedad, trastornos del estado de ánimo, estrés, enfermedades psicosomáticas, y acompañamiento en la etapa perinatal, entre otros.