Cada 3 de diciembre, el mundo se une para conmemorar el día internacional de las personas con discapacidad, una fecha que no solo nos invita a reflexionar sobre las barreras físicas y sociales que enfrenta este colectivo, sino también sobre las barreras invisibles, aquellas que habitan en nuestras mentes y emociones.

La psicología, como ciencia que estudia el comportamiento humano, tiene mucho que aportar en este día. En primer lugar, nos permite comprender que la discapacidad no es solo una condición física, sensorial o intelectual. También es una experiencia vivida, marcada por las actitudes sociales y los entornos que la hacen más o menos discapacitante. La discapacidad no reside únicamente en el individuo, sino que se construye en la relación con el mundo que le rodea. «No es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás«, expresó Robert M. Hensel, activista y escritor.

Desde esta perspectiva, la psicología nos impulsa a mirar más allá de la condición física para entender la importancia de la inclusión emocional. Las personas con discapacidad también enfrentan barreras emocionales, como el rechazo, la compasión mal entendida y, en muchos casos, la soledad. Estas experiencias generan heridas psicológicas que a menudo pasan desapercibidas, pero que son tan profundas como las dificultades físicas. La psicología nos enseña que todos tenemos necesidades emocionales que deben ser reconocidas y atendidas. Como seres humanos, buscamos pertenencia, respeto y la posibilidad de desarrollarnos plenamente.

La mirada hacia el otro

A lo largo del tiempo, las teorías psicológicas han evolucionado hacia una visión más inclusiva y humana. Carl Rogers, uno de los padres de la psicología humanista, hablaba de la importancia de la «mirada incondicional positiva«, es decir, la capacidad de ver al otro más allá de sus limitaciones, reconociendo su dignidad y potencial. Esta mirada es esencial cuando hablamos de personas con discapacidad. No se trata de romantizar su situación, sino de ofrecerles las mismas oportunidades para florecer como cualquier otro ser humano. «Lo que hace una persona auténtica es su capacidad de aceptar su vulnerabilidad y sus fortalezas«, decía Rogers, y esta es una lección que debemos aprender y aplicar como sociedad.

El concepto de resiliencia, muy estudiado en psicología, también es clave en este contexto. Las personas con discapacidad han demostrado, una y otra vez, una asombrosa capacidad para adaptarse y superar los desafíos que la vida les presenta. Sin embargo, no debemos confundir su capacidad de resistencia con una excusa para no hacer cambios como sociedad. El reto no debe recaer solo en ellos. Es responsabilidad de todos construir entornos accesibles, inclusivos y respetuosos, donde las diferencias no se conviertan en limitaciones.

Además de la inclusión física, la inclusión psicológica y emocional es fundamental. En el ámbito clínico, la psicología ha avanzado en la creación de intervenciones que promuevan la salud mental en personas con discapacidad, reconociendo que ellas también pueden experimentar problemas emocionales como ansiedad, depresión o estrés. Sin embargo, a menudo estos problemas quedan invisibilizados bajo el peso de su condición física. Como sociedad, debemos asegurarnos de que su salud mental sea una prioridad. Tal como lo expresó la psicóloga Brene Brown: «La verdadera pertenencia no requiere que cambiemos quienes somos, sino que seamos quienes realmente somos«.

En este sentido, el día internacional de las personas con discapacidad es un recordatorio de que todos tenemos un papel que desempeñar en la creación de un mundo más inclusivo. Como individuos, podemos empezar por revisar nuestras propias actitudes. ¿Cómo tratamos a las personas con discapacidad en nuestro entorno? ¿Las vemos como seres completos y capaces o nos enfocamos solo en sus limitaciones? Como sociedad, necesitamos avanzar hacia un modelo de inclusión que no solo sea simbólico, sino práctico y real, que garantice el acceso a la educación, el trabajo y la vida social en igualdad de condiciones.

El compromiso con la inclusión no es solo una responsabilidad legal o moral, es un compromiso con la humanidad misma. Al incluir a las personas con discapacidad, no solo les abrimos puertas a ellos, sino que ampliamos nuestras propias posibilidades como seres humanos, al aprender a convivir en diversidad y a ser más empáticos. Como dijo Stephen Hawking, uno de los científicos más brillantes de nuestra era y que vivió con una discapacidad física: «La discapacidad no debería ser un obstáculo para el éxito».

Este 3 de diciembre, la psicología nos invita a mirar con nuevos ojos, a derribar nuestras propias barreras mentales y a construir una sociedad donde todxs podamos sentirnos valoradxs, respetadxs y plenamente incluidxs. No se trata de ser héroes, sino de ser humanos.

Lina Marcela Hincapié

Directora, psicóloga y supervisora en Centro Psicológico SMC | + posts

Terapeuta Gestalt especializada en un modelo integral de intervención para el tratamiento de la ansiedad, trastornos del estado de ánimo, estrés, enfermedades psicosomáticas, y acompañamiento en la etapa perinatal, entre otros.

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