El perfil narciso
Analizaremos el narcisismo desde una perspectiva más profunda, explorando sus implicaciones en las relaciones interpersonales y el bienestar emocional, desafiando su percepción común como mera vanidad.
La palabra Narcisismo puede sernos relativamente familiar. Posiblemente la hayamos escuchado, o utilizado nosotros mismos, en ciertas conversaciones para describir la forma de ser de alguien; que conocemos y nos es cercano, o que quizás no lo es tanto, pero pensamos tener una idea acertada sobre quién y cómo es esa persona a la que adjudicamos este término. Es también posible que hayamos sido nosotros quienes hayamos recibido dicho calificativo, sin que nos haya hecho mucha ilusión oírlo. Realmente es un concepto que, a raíz de la popularidad de las redes sociales, los “influencers” y las celebridades, la preocupación por la imagen y la estética… está muy de actualidad.
El término narcisista
El término narcisista, en el lenguaje popular, se suele emplear como un adjetivo que aglutina el significado de otros como son “egocéntrico”, “vanidoso”, “presumido”, o “engreído”. Esta postura y manera de moverse en el mundo, de aparentemente elevado amor propio, puede llevar a pensar que una persona narcisista tiene una alta autoestima.
¿Es lo mismo el narcisismo que la alta autoestima? La respuesta es que pueden llegar incluso a ser opuestos. Mientras que la persona con alta -o ajustada- autoestima conoce cuáles son tanto sus cualidades como sus limitaciones, y logra aceptar y normalizar ambas partes de sí misma; la persona en la que predominan rasgos narcisistas presenta grandes dificultades en esa aceptación y normalización. Así, tienden a engrandecer sus virtudes y cualidades positivas, a veces incluso distorsionándolas y engrandeciéndolas hasta el punto de que dejan de reflejar verídicamente la realidad (por ejemplo, exageran sus logros en el trabajo, modifican o inventan detalles en una historia o anécdota para dejarse en mejor lugar…); y a su vez, tienden a negar sus debilidades y fallos, reaccionando de manera aversiva mediante el enfado, o el rechazo de quienes les intentan hacer ver que no son tan perfectos como quieren transmitir.
Es por esto que a las personas narcisistas se las puede señalar también como competitivas, mentirosas o manipuladoras, carentes de pudor. Todo ello es un indicio de que esa autoestima no es alta o ajustada, sino más bien baja y pobre, y lo que se intenta compensar tras ese aparente amor propio y actitud de superioridad son los sentimientos subyacentes de inseguridad, insuficiencia, y falta de valía. Las personas con rasgos de personalidad narcisista no suelen saber identificar sus propios rasgos, y son poco o nada conscientes de las consecuencias que estos tienen en su vida. Esto dificulta su apertura a reconocer que necesitan ayuda, y generalmente no se muestran dispuestas a acudir a psicoterapia para trabajar en sí mismas.
Las consecuencias del narcisismo
Entre las consecuencias de una exagerada autoimagen positiva, están las dificultades en las relaciones personales y el ámbito social. Las personas narcisistas pueden resultar encantadoras y deslumbrantes al principio de las relaciones, pero el enorme esfuerzo que supone sostener esta imagen a largo plazo, en algunos caso les lleva a acabar evitando las relaciones, por el desgaste que les produce mostrarse siempre tan seguras e interesantes. Para conservar ese magnetismo llegan a realizar verdaderos tejemanejes con el fin de demostrar su valía, y en ellos terminan por hacer daño a terceras personas de manera colateral, generando la sensación de ser personas insensibles y poco empáticas.
El temor a mostrar las debilidades
El temor a mostrar sus imperfecciones y debilidades, que tratan de mantener ocultas, no solo es dañino para los demás sino también para ellas mismas. Su miedo al fracaso, al rechazo, a decepcionar y no llegar a sus propias expectativas es tal que a largo plazo les acaba generando mucho sufrimiento interno. En ese vaivén, intercambian momentos de un altísimo autoconcepto (distorsionado) a otros de muy baja autoestima. Otras consecuencias también son un bajo nivel de tolerancia a la frustración, cuando las cosas no suceden como esperaban, pueden llegar más fácilmente a una situación depresiva; y también un bajo autocontrol de impulsos o respuestas de ira y enfado excesivo, así como dificultad para hacer y recibir críticas (y en general dificultades de comunicación asertiva).
Si bien las dificultades con la autoestima, las relaciones sociales, la impulsividad o la comunicación son comunes a múltiples malestares de carácter psicológico, para poder llegar a una buena comprensión y diagnóstico, en caso de que lo haya, de un Trastorno Narcisista de la Personalidad se debe consultar con un profesional de la salud mental.
Guillermo
Terapeuta Gestalt especializada en un modelo integral de intervención para el tratamiento de la ansiedad, trastornos del estado de ánimo, estrés, enfermedades psicosomáticas, y acompañamiento en la etapa perinatal, entre otros.
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