Ser psicólogx es una profesión fascinante, llena de retos y mucha, mucha satisfacción. Sin embargo, también nos encontramos con ciertas frases recurrentes que nos dicen en nuestra vida cotidiana, y que nos hacen reflexionar sobre las percepciones que las personas tienen sobre nuestra labor. Estas expresiones, aunque a menudo son inofensivas, revelan malentendidos comunes sobre lo que realmente hacemos y cómo trabajamos. Te presentamos algunas de esas frases típicas y lo que, como psicólogxs, realmente pensamos cuando las escuchamos.
«¿Me estás psicoanalizando?”
Una de las frases más comunes que escuchamos, especialmente cuando alguien sabe que somos psicólogxs, es: «¿Me estás psicoanalizando?» A menudo surge en situaciones sociales informales, como si el simple hecho de estar presentes activara una especie de «escáner mental». Lo que realmente pensamos es que la psicología, y en particular el psicoanálisis, no funciona de esa manera. El análisis es un proceso profundo que requiere tiempo, contexto y una relación terapéutica establecida. En una conversación casual, estamos simplemente disfrutando del momento, no diseccionando tu psique.
«No creo en lxs psicólogxs, eso es solo hablar»
Esta frase subestima profundamente el trabajo terapéutico. Escuchar «no creo en lxs psicólogxs» es como decir «no creo en los médicos«; implica un desconocimiento del extenso entrenamiento y la base científica detrás de nuestra práctica. Como psicólogxs, sabemos que la terapia no es solo hablar, sino un proceso estructurado que busca generar cambios significativos y duraderos en la vida de las personas. Los estudios han demostrado que la terapia cognitivo-conductual, por ejemplo, es altamente efectiva para tratar trastornos como la depresión y la ansiedad (Butler et al., 2006). La conversación es solo una herramienta, pero la verdadera magia está en el método y en la relación terapéutica.
“Entonces, ¿me puedes dar un consejo rápido?»
Otra frase que escuchamos frecuentemente es: «¿Me puedes dar un consejo rápido?» Esta solicitud, aunque bien intencionada, subestima la complejidad del trabajo psicológico. Un «consejo rápido» rara vez es lo que realmente necesita una persona. En realidad, los problemas que nos traen los pacientes suelen ser complejos, entrelazados con experiencias pasadas, emociones no resueltas y patrones de comportamiento que requieren un análisis cuidadoso. Por lo tanto, lo que realmente pensamos es que un buen consejo no puede ni debe ser rápido. Necesitamos comprender el contexto completo antes de ofrecer orientación.
«¿Cómo puedes escuchar problemas todo el día sin volverte loco?»
Este comentario refleja una preocupación genuina por la carga emocional que conlleva nuestra profesión. La verdad es que la capacidad para manejar y procesar estas emociones es una parte crucial de nuestro entrenamiento. Sabemos cómo establecer límites y cuidarnos a nosotrxs mismxs para no llevarnos el trabajo a casa. Además, encontramos satisfacción en ayudar a las personas a superar sus dificultades, lo que mitiga el impacto emocional. Como dice Norcross (2000), la autorreflexión y el autocuidado son esenciales para mantener nuestra salud mental en esta profesión.
Conclusión
Cada una de estas frases refleja malentendidos comunes que, aunque a veces pueden ser frustrantes, también nos ofrecen oportunidades para educar y desmitificar la psicología. Nuestra profesión va más allá de las percepciones superficiales; es un campo complejo y enriquecedor que busca mejorar la vida de las personas a través de la comprensión, la intervención basada en evidencia y la empatía.
Lina Marcela Hincapié
Referencias
– Butler, A. C., Chapman, J. E., Forman, E. M., & Beck, A. T. (2006). The empirical status of cognitive-behavioral therapy: A review of meta-analyses. *Clinical Psychology Review*, *26*(1), 17-31.
– Norcross, J. C. (2000). Psychotherapist self-care: Practitioner-tested, research-informed strategies. *Professional Psychology: Research and Practice*, *31*(6), 710-713.