Esta actividad resulta interesante y pertinente dado que la bulimia se encuentra relacionada con conductas impulsivas y de pérdida de control a base de atracones, en los que posiblemente el eje central es el objetivo de saciar una voracidad desmedida hasta que el impulso se calma para terminar con conductas compensatorias, vomitando. Esta actividad invita a todo lo contrario, a meditar cada bocado que entra en la boca del o la paciente, en hacer de la comida una experiencia única y gratificante.
Objetivo de la actividad
Nuestro objetivo será alcanzar una alimentación consciente y centrada en el momento actual, de modo que se llegue a desarrollar una relación con la comida más saludable. Que el o la paciente tome conciencia del momento de la comida, sin otro pensamiento que el de saborear un plato especial.
Procedimiento
El ejercicio se basa en preparar un plato que sea del agrado de la persona, en este caso es especialmente importante que no sea muy calórico para evitar la tentación de vomitar después de la ingesta. Hacemos hincapié en la capacidad o la intención de disfrutar esa comida, en la tarea que supone en cuanto al “autocuidado”, y en lo saludable que será para su organismo.
Haremos esta practica con cierta regularidad, hasta que se vaya interiorizando de manera gradual una relación sosegada y sana con los alimentos, es decir, que desarrolle la capacidad de disfrutar el momento único en el que está ingiriendo la comida.
Es muy importante que los platos a elegir sean del gusto de la persona, y también que sean ligeros, para que se pueda conseguir una cantidad de calorías adecuadas a su edad y complexión física, con una porción razonable para evitar altos niveles de ansiedad a la hora de comer.
Ejemplo: Arroz con setas y un huevo escalfado. es importante que se ejecute la actividad con la comida recién cocinada, humeante y apetecible.
Instrucciones
Fíjate que plato más saludable tienes enfrente de ti. Es un plato de comida que te va a alimentar y nutrir el cuerpo y que, además, te va a hacer disfrutar.
Trae a colación todos tus sentidos; observa bien todos los ingredientes que lleva este plato. Analiza cada uno de ellos, imagínalos antes de ser cocinados, contempla como están colocados en el plato. Disfruta de los olores que te están llegando incluso antes de probarlo.
Coge un pequeño bocado y llévalo a la boca. Es importante que detectes los aromas de las setas, que percibas en la boca los granos de arroz y la sensación jugosa de la yema de huevo. Date cuenta cuánto y cómo lo disfrutas, y lo mucho que te gusta este plato.
Continua con el siguiente bocado y mantén la atención en la comida, en el plato preparado especialmente para tu deleite. Nota como los sabores se funden en tu boca y como te resultan especialmente aromáticas las setas.
Observa el regusto que deja en la boca la combinación de setas y huevo. Así seguiremos hasta que termine el plato. Es muy importante que después de comer te laves los dientes y te siente a reposar la comida, el proceso de meditación sobre la comida puede durar hasta después de la ingesta, durante la digestión. También puede funcionar posteriormente hacer una actividad relajante, como ver un capítulo de una serie entretenida o leer un ratito en el sofá.
La meditación puede ser beneficiosa para afrontar una ingesta descontrolada, puede hacer tomar conciencia de la comida de una forma placentera. Además, ayuda a mantener a raya la ansiedad, que tiene mucho que ver con las conductas impulsivas de comer desordenadamente.
Esta meditación se puede convertir en un ansiolítico para las personas con esta dificultad, y además transmitir o promover la idea de control, lo cual es completamente acertado, ya que las comidas se viven como una situación de desbordamiento, por tanto, ofrecemos con el ejercicio la posibilidad de controlar los propios impulsos.
¿Te ha gustado la actividad?¿Habías pensado alguna vez en la posibilidad de meditar durante una comida?
María José Asenjo