La relajación muscular progresiva (RMP) ofrece una herramienta efectiva para abordar los trastornos psicosomáticos, donde los síntomas físicos tienen raíces emocionales y psicológicas.
Esta técnica, desarrollada por Edmund Jacobson, se centra en la conexión entre la mente y el cuerpo, ayudando a reducir el estrés, la ansiedad y las tensiones acumuladas en el cuerpo.
¿Qué es la relajación muscular progresiva?
Los síntomas de los trastornos psicosomáticos
Es importante destacar que en los trastornos psicosomáticos, los síntomas físicos son reales y no son imaginarios, pero no tienen una causa médica subyacente evidente. A menudo, los síntomas pueden ser difíciles de explicar mediante pruebas médicas convencionales, lo que puede generar frustración tanto para el paciente como para el médico. Estos síntomas pueden incluir dolores de cabeza, dolor abdominal, fatiga, problemas gastrointestinales, problemas respiratorios, entre otros.
Se deben abordar tanto los aspectos físicos como los psicológicos de los trastornos psicosomáticos para un tratamiento efectivo. Esto puede implicar una combinación de terapias, que incluyen terapia cognitivo-conductual, terapia interpersonal, manejo del estrés, medicación (si es necesario) y otras intervenciones específicas para cada caso. Trabajar con un equipo médico y de salud mental puede ayudar a encontrar la mejor manera de manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Relajación muscular progresiva paso a paso
Ahora bien, en primer lugar lo que se recomienda es tomar conciencia sobre el propio cuerpo mediante la relajación, a la vez que ayuda a reducir los niveles de ansiedad y estrés, por ello vamos a dejar una serie de instrucciones para llevar a cabo la relajación muscular progresiva:
La relajación muscular progresiva (RMP) es una técnica de relajación que implica tensar y relajar sistemáticamente los grupos musculares del cuerpo para reducir la tensión física y promover la relajación. Aquí tienes una descripción paso a paso de cómo realizar la relajación muscular progresiva:
- Preparación: Busca un lugar tranquilo y cómodo donde puedas estar sin ser interrumpido durante unos 15-20 minutos. Siéntate o recuéstate en una posición cómoda, preferiblemente en una silla o en una cama, con la espalda recta y las piernas despejadas.
- Respiración: Comienza respirando profundamente y lentamente, inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Intenta relajar tu cuerpo con cada respiración, permitiendo que los músculos se aflojen con cada exhalación.
- Focalización mental: Toma un momento para enfocar tu mente en el aquí y ahora. Deja de lado cualquier preocupación o distracción externa y concéntrate en el proceso de relajación que estás a punto de emprender.
- Tensión muscular: Comienza por un grupo muscular, como los músculos de la mano derecha. Haz un puño con la mano derecha y aprieta los músculos tan fuerte como puedas durante unos 5-10 segundos, sintiendo la tensión en los músculos.
- Mantenimiento de la tensión: Mantén la tensión en los músculos durante unos segundos, pero no te excedas ni te fuerces demasiado. Es importante no causar dolor ni malestar durante este proceso.
- Relajación muscular: Después de mantener la tensión, suelta de repente los músculos y permíteles relajarse completamente.
Concéntrate en la sensación de relajación que se extiende por la mano y el brazo derecho mientras los músculos se sueltan y se relajan. - 7. Descanso: Toma unos segundos para descansar y respirar profundamente antes de pasar al siguiente grupo muscular. Usa este tiempo para notar la diferencia entre la sensación de tensión y relajación en el grupo muscular que acabas de trabajar.
- Repetición: Repite este proceso con cada grupo muscular del cuerpo, avanzando gradualmente desde las manos y los brazos hasta los hombros, el cuello, la cara, el pecho, el abdomen, las piernas y los pies. No te olvides de incluir los músculos de la espalda y la pelvis también.
- Finalización: Después de relajar todos los grupos musculares, tómate un momento para disfrutar de la sensación de relajación general en todo tu cuerpo. Gradualmente, vuelve a tu estado de conciencia habitual, moviendo suavemente tus extremidades y abriendo los ojos cuando estés listo.
¿Qué tal te ha parecido la actividad? ¿La habías probado o la conocías? Recuerda llevar a cabo un proceso de reflexión donde evaluar lo que ha ocurrido durante el ejercicio.
Xisco Jaume
Terapeuta Gestalt especializada en un modelo integral de intervención para el tratamiento de la ansiedad, trastornos del estado de ánimo, estrés, enfermedades psicosomáticas, y acompañamiento en la etapa perinatal, entre otros.
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