Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) se manifiestan de diversas formas, aunque los más comunes son la anorexia y la bulimia. En la versión más reciente del DSM-V, se cambió el nombre de la categoría a «Trastornos Alimentarios y de la Ingestión de Alimentos», ahora dividida en Anorexia Nerviosa de tipo restrictivo y tipo atracones, Bulimia Nerviosa, Trastorno por Atracón, otros Trastornos Alimentarios o de la Ingestión especificados y No Especificados.

Anorexia Nerviosa

La palabra anorexia proviene del griego y significa «pérdida del apetito». Sin embargo, esta definición no captura completamente el trastorno, ya que también implica un deseo intenso de delgadez y una constante sensación de hambre. Según el DSM-V (2015), la anorexia nerviosa es un trastorno caracterizado por un miedo irracional a ganar peso y una distorsión de la imagen corporal, que en mujeres puede incluir amenorrea. 

Las personas con anorexia restringen excesivamente la comida, hacen ejercicio en exceso y pueden usar métodos purgativos y medicamentos para adelgazar. Este trastorno resulta en una pérdida significativa de peso y una percepción distorsionada del propio cuerpo, viéndose «gordas» aunque estén por debajo del peso saludable.

La anorexia nerviosa puede llevar a conductas compensatorias como el vómito autoinducido y el uso de laxantes, manteniendo una baja ingesta calórica. 

En la actualidad, la prevalencia de la anorexia ha aumentado, posiblemente debido a la presión social sobre la apariencia física. Este fenómeno es más común en mujeres, especialmente adolescentes, quienes buscan adaptarse a los estereotipos sociales y consumistas para ser aceptadas y, en teoría, felices. Desde el psicoanálisis, este dilema refleja las complejidades entre la necesidad, la demanda y el deseo del individuo.

Bulimia Nerviosa

La bulimia nerviosa es un trastorno alimentario caracterizado por episodios de ingesta excesiva de alimentos en cortos periodos, seguidos de conductas para eliminar las calorías consumidas, como el uso de laxantes, diuréticos y la autoinducción del vómito. Las personas con bulimia sienten una pérdida total de control sobre estas acciones. Los síntomas psicológicos incluyen pérdida de autocontrol, impulsividad, cambios drásticos de humor, baja autoestima, depresión, cleptomanía, ansiedad, desvalorización y distorsión de la percepción del propio cuerpo.

Este trastorno afecta gravemente la vida cotidiana del individuo, limitando su funcionamiento físico y psicológico. La bulimia nerviosa suele manifestarse en la adolescencia, una etapa donde la búsqueda de pertenencia y la aprobación social son cruciales para la autovaloración. La bulimia se considera un problema de salud pública que afecta a muchas personas y se perpetúa debido a la cultura de la delgadez, que impone modelos corporales ideales.

Físicamente, los pacientes con bulimia nerviosa pueden experimentar taquicardia, aceleración del ritmo cardíaco, dolor de garganta, caries dental, ausencia de menstruación y problemas gastrointestinales debido a los atracones, los vómitos y el uso de laxantes o diuréticos. Además, pueden sufrir pérdida de potasio y deshidratación.

Trastorno por Atracón

El trastorno por atracón se refiere a la ingesta descontrolada de alimentos sin realizar conductas para eliminar las calorías consumidas. Este trastorno se caracteriza por episodios de atracones al menos una vez por semana durante tres meses. Las personas con este trastorno experimentan descontrol y malestar al comer, pero no recurren a métodos compensatorios como el vómito, el ejercicio excesivo o el uso de laxantes.

Fairburn (1998) identifica algunos indicadores de este trastorno, como el placer inicial al comer que se convierte en malestar o repugnancia, la velocidad acelerada de la ingesta, el consumo excesivo de líquidos para tragar más rápido, y la compulsión de comer sin masticar y con desesperación.

Entre los criterios diagnósticos del trastorno por atracón, se incluye una obsesiva preocupación por la imagen corporal y el peso. Aunque la obesidad no es la única causa de este trastorno, muchas veces los pacientes son diagnosticados con obesidad, lo que complica su identificación. Es crucial considerar el contexto de los atracones, ya que estos no siempre ocurren en un solo lugar y no se deben confundir con comer pequeñas cantidades de comida a lo largo del día. Los atracones suelen involucrar alimentos altos en calorías y se realizan en secreto, a menudo en respuesta a situaciones estresantes.

Además, los episodios de atracón pueden estar relacionados con la depresión, un aumento significativo de angustia, y pueden asociarse con el trastorno límite de la personalidad.

Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado

En esta categoría se encuentran casos que no cumplen todos los criterios diagnósticos de un TCA específico debido a la falta de algunos criterios o porque los síntomas no tienen la intensidad necesaria para un diagnóstico. También se incluyen personas con conductas purgativas o compensatorias que no se ajustan a los diagnósticos de anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o trastorno por atracón. Además, esta categoría abarca a pacientes con síntomas transitorios o con obsesiones relacionadas con el peso, como la liposucción.

Paula Rey Mosquera

Tags: Trastornos de la conducta alimentaria

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